28 oct 2013

Bi the way

Antes de que nadie empiece a leer, comento que he intentado reducir al máximo los spoilers importantes (especialmente los relativos a series más nuevas o a cosas que han pasado recientemente en estas), pero alguno (sobre todo los que he visto como spoilers menores y de conocimiento general) probablemente se haya colado por ahí, porque si no hay cosas de las que resulta imposible hablar sin ejemplos.

Hace unas semanas, Glee tuvo un episodio que me hizo recordar una de las cosas que más rechazo me producen en esta serie. No, no se trata de sus tramas locas, del ridículo de la mayor parte de sus personajes o incluso el machismo general que impregna absolutamente todos y cada uno de sus episodios (si somos sinceros, vivo por las dos primeras cosas, mientras que la tercera la observo con una mezcla de fascinación y horror). A lo que me refería más bien es a una bifobia rampante que parece ser perfectamente aceptada como norma en una serie que se las da de "educadora" en lo que a aceptación de distintas orientaciones sexuales se refiere, y que es lo que peor me sienta. En este episodio en concreto, básicamente vinieron a decir que las personas bisexuales no pueden ser de fiar en una relación porque evidentemente se van a tirar a todo lo que se mueva. Del mismo modo que hace unas temporadas básicamente negaron la existencia de la bisexualidad masculina y se quedaron tan anchos. Como digo, viniendo de Glee, y por mucho que a una gran mayoría de nosotros nos resulte absurdo, esto es especialmente peligroso. Porque la idea es que "si hasta ellos mismos lo piensan, será que es verdad". Y suena absurdo, pero cuando ya vas con esa idea en la cabeza, y hay mucha gente que piensa así, basta que te den la razón de la forma más ridícula para reafirmarte en esas creencias. 
Pocas cosas hay más peligrosas que alguien dando lecciones cuando lo que en realidad debería estar haciendo es aprender de otros. Y en este caso a Ryan Murphy no le vendría mal echar un vistazo a un par de dramas teen que en mayor o menor medida se las apañaron para hacer un reflejo mucho más sano de la bisexualidad en sus tramas. Una de ellas es, curiosamente, MIOBI, serie de la que nadie esperaba nada medio "serio" y que a través del personaje de Max, y más concretamente de esta escena, puso sobre la mesa un tema y unos problemas mucho más reales de lo que mucha gente piensa (de hecho, TODO lo que dice Max es real como la vida misma. Añade el "es solo una fase", el "es por hacerse el/la interesante", el "las personas bisexuales son incapaces de ser fieles" y el "a quién quieres engañar, vas a acabar en una relación hetero" y tienes el bingo de los estereotipos sobre la bisexualidad). Tanto la trama como la escena distan mucho de ser perfectas. Todo vino un poco salido de la nada y sin ningún tipo de preparación, y la escena es torpe en sus diálogos e interpretaciones, pero eso no elimina las buenas intenciones en la idea detrás de esta. Y de hecho me dio pena infinita que acabaran mandando a Max a los Hamptons para poder ser Daniel Grayson (no, literalmente mandaron al personaje a los Hamptons, en uno de los pocos momentos geniales de la siguiente temporada), porque es una trama que de verdad me habría gustado ver desarrollarse. 
La otra serie que Ryan Murphy debería ver es una relativamente desconocida para la gran mayoría: South of Nowhere. Aparte de tener una de las relaciones lésbicas más entrañables en una serie adolescente, cuenta con Ashley, una chica bisexual, como una de sus protagonistas. De nuevo, la serie no es que tenga una calidad digna de Emmy (aunque tiene dos primeras temporadas bastante buenas dentro del género. También una tercera temporada que roza el "bochornosamente mala", pero bueno, recordémosla por los buenos momentos), pero el tratamiento que hace del personaje de Ashley en el propio contexto de la serie es muy bueno. Aunque la propia Ashley se identifica a sí misma como lesbiana en algunas ocasiones (cosa que de todos modos es perfectamente normal en determinadas situaciones), ni ella misma, ni el resto de personajes, ni la serie en sí se olvidan de que es bi. Es algo que forma parte de ella, de sus relaciones, y actúan en consecuencia.

Esto que he dicho puede parecer una tontería, pero no lo es. Para mucha gente es muy difícil entender algo fuera de los extremos, y necesariamente si no eres hetero, tienes que ser gay. Lo que lleva a que si una persona bisexual está en una relación con alguien del sexo contrario, automáticamente pasa a ser hetero, y lo mismo en la situación contraria. Y eso está claro que no es así, pero sí es algo que se suele reflejar así muy claramente en la ficción. Un poco es lo que ocurre en The OC con el personaje de Alex (de Marissa no voy a decir nada porque tal como llevaron la trama está claro que no era bisexual, lo que no quiere decir que su relación con Alex no tuviera sentido dentro del personaje y sus miles de issues), que después de estar con Seth pasa a estar con Marissa y automáticamente todo el mundo pasa a verla como lesbiana. Conste que por lo demás, y más allá de lo poco que tardaron en quitársela de en medio, no me parece un personaje mal llevado, pero eso sí tenía que comentar. 
Mucho más me chirría, de todos modos, el caso de una de mis series favoritas de toda la vida. Precisamente por el cariño que le tengo a Buffy, por la influencia que ha tenido en mi vida y porque en general me parece una serie que está muy por encima de la media, me duele especialmente lo que hicieron con Willow, un personaje que por lo demás me encanta. Después de que Willow fuera claramente hetero en las primeras temporadas, aparece Tara y automáticamente pasa a ser lesbiana. Que quede claro que Willow y Tara son una de mis parejas de series favoritas, y que viví esa relación como la que más. Pero me dolió un poco que la palabra "bisexual" no apareciera en ningún momento, más cuando tal como habían llevado la historia hasta el momento era claramente la mejor manera de describir la sexualidad de Willow. Tal como lo hicieron, eliminaron todo tipo de importancia y sentimiento de sus relaciones anteriores, cosa que evidentemente la serie no había planteado así antes. Y por supuesto que hay lesbianas que han tenido relaciones con hombres antes de darse cuenta (o de aceptar) que eran lesbianas, pero cualquiera que haya seguido Buffy puede darse cuenta de que este no es el caso, no tal como está escrito. Y de ahí que, a pesar de lo que me gusta el personaje, y de lo muchísimo que me gusta la serie, tenga esa espinita clavada desde hace años.

Esa "desaparición" de la bisexualidad en la ficción, como digo, en parte no deja de ser más que un reflejo de la realidad. Para mucha gente la bisexualidad no existe, y al final acaban describiendo a cada uno en función de con quién esté en cada momento. Si lo relacionamos con las series, cualquiera que vea Revenge y esté pendiente de comentarios de vez en cuando, se habrá dado cuenta de que buena parte del público ve a Nolan "About a Three on the Kinsey Scale" Ross como gay y no hay más. Y vale que en lo que llevamos de serie haya tenido más o menos química con distinta gente, pero pocos ejemplos más claros hay de series que hayan establecido de forma tan literal (escala de Kinsey y todo) la bisexualidad de un personaje. Simplemente a alguna gente le cuesta entender que no todo lo que no sea blanco o negro deja automáticamente de existir. Ya completamente dentro de la ficción, eso mismo se ve sin ir más lejos en Brothers & Sisters, donde si no recuerdo mal, hay un arco de episodios en el que Kevin se lía con un ¿actor? bisexual, deja muy claro que no cree que existan las personas bisexuales y finalmente acepta que estaba equivocado. Otra cosa es lo de Desperate Housewives, donde Katherine pasó de hetero a lesbiana en cuestión de un par de episodios, para desaparecer y volver siendo completamente hetero una vez que "se le pasó la tontería", básicamente.
Claro que no son las únicas ideas y prejuicios que pasan de la realidad a la ficción. En Ally McBeal está el ejemplo de algo que me llamó exageradamente la atención y me resultó absurdamente extraño hace unos años cuando lo vi por primera vez (inocente de mí) y que luego a través de conversaciones con amigas mías he podido comprobar que es una forma de pensar que refleja la de mucha gente. La trama a la que me refiero fue una trama episódica allá por la tercera temporada, donde Ally conoce a un barista que resulta también ser juez, y acaba siendo su ligue del episodio. Muy en el estilo de la serie, Ally piensa que por fin ha encontrado a su príncipe azul hasta que toda esa fantasía se rompe cuando descubre que su supuesto príncipe azul es bisexual. A raíz de ese descubrimiento, Ally es incapaz de dejar de pensar que él acabará dejándola por un hombre y decide cortar con él. A diferencia de lo que ocurre con lo que he comentado con Glee, aquí la serie sí que es capaz de ver que es la propia protagonista la que tiene el problema y no él, lo que hace que recuerde este episodio de forma relativamente positiva (y lo recuerdo bastante bien, teniendo en cuenta que hace años que no veo la serie y se me ha quedado grabado), dentro de lo que cuenta.
Claro que a la hora de hablar de prejuicios e ideas extrañas sobre la bisexualidad, nada me ha resultado nunca tan fascinante como el arquetipo del villano bisexual, porque evidentemente una persona que sienta atracción hacia ambos sexos necesariamente tiene que ser alguien sin escrúpulos ni moral ninguna. Volviendo de nuevo a Desperate Housewives (esta serie es una mina), hubo un tiempo en el que la serie consideraba a Andrew bisexual, etapa en la que por supuesto era un sociópata en toda regla. 
Pero como es un estereotipo visto hasta la saciedad no solo en la televisión sino también en el cine, me interesan más los casos en los que en cierto sentido rozan el estereotipo pero de algún modo le dan la vuelta. Por ejemplo, en el mismo saco entraría el personaje de Tyler en Revenge, aunque en esta serie tampoco debería verse como nada más que anecdótico, puesto que al fin y al cabo es un culebrón que bebe de muchos estereotipos de los culebrones (este es simplemente uno más) y donde tenemos al propio Nolan como el ejemplo contrario, donde no solo no es el villano de la serie a pesar de ser bisexual, sino que prácticamente se le podría considerar algo así como el centro moral dentro del grupo de los personajes no-unineuronales. Algo parecido a lo dicho del personaje de Tyler (en lo de que puede considerarse anecdótico) ocurre con Lee Garner Jr. (el de Lucky Strike) en Mad Men, donde simplemente coincide que además de ser miserable hasta decir basta, la serie lo presenta como bisexual. Y luego tenemos el caso de Ian Todd en Boss, un personaje capaz de tirarse a quien sea con tal de conseguir sus objetivos, pero que no deja de estar rodeado de muchos otros personajes que no tienen escrúpulos ni los han conocido, independientemente de su orientación sexual. Para terminar, me resultó muy interesante el caso de la House of Cards americana, donde en realidad la bisexualidad de cierto personaje resulta en su único aspecto humano y vulnerable, en contraste con absolutamente todos los demás matices y aspectos del personaje.
Y si vamos a hablar de arquetipos y usos típicos de la bisexualidad dentro de las series, no podemos olvidarnos de cómo muchas veces se utiliza como fuente de chistes varios. Ahí están los ejemplos de Lily en HIMYM, Karen Walker en Will & Grace o incluso el personaje de JP en Fresh Meat, aunque este último caso está algo más cogido con pinzas. Claro que también aquí existen series que han sabido darle la vuelta a esto, como es el caso de Coupling, donde la supuesta bisexualidad de Jane suele ser fuente de chistes, sí, pero de un modo en el que el chiste es más sobre el personaje y su claro afán por llamar la atención de la manera que sea, que sobre el tema en sí.

De todos estos estereotipos e ideas preconcebidas trasladadas a la ficción, de todos modos, algunas de las que peor sientan son las que aparecen en series que en teoría tienen como principal público objetivo la comunidad LGBT.
Un ejemplo claro es la ausencia casi total de bisexuales en las cinco temporadas de Queer as Folk, algo que llama especialmente la atención cuando Lindsay le pone los cuernos a Melanie con un hombre. Y, si bien el propio personaje apunta discretamente a su bisexualidad en una escena en la que admite que hay partes de ella misma que decide ignorar (estoy hablando de memoria, así que no es literal, pero por ahí iban los tiros), en general se pasa por el tema completamente de puntillas y haciendo como que no existe.
Muchísimo peor es el caso de The L Word, donde no es que no haya personajes bisexuales, sino que los que hay sirven únicamente para seguir apilando prejuicios, pero sin que la serie tenga intención de llamar la atención sobre estos. Ahí está, por ejemplo, cuando poco más y mandan a Tina al paredón por estar en una relación con un hombre (ya, ya sé que hay otras circunstancias que hacen que su antiguo grupo de amigas la rechace, pero hay cierta escena en una cancha de baloncesto en la que el problema que tienen con ella viene de donde digo, y que resulta especialmente incómoda de ver). 
Y ese es solo un ejemplo, porque el tratamiento que hace esta serie de la bisexualidad resulta verdaderamente risible. Nada más hay que ver cómo en algún momento en el transcurso de la serie decidieron olvidarse de que al principio se nos había presentado a Alice como bisexual. Y diría que algo similar ocurre con Jenny, pero realmente Jenny es un personaje tan complejo que habría que matizarlo más. Y conste que me he visto todas las temporadas de The L Word, y que he vivido muchísimo sus dramas culebronescos, y que no tengo ningún problema en vender la serie como entretenimiento (a menudo mamarracho), pero eso no quita que el reflejo que hace de la bisexualidad me resultara incómodo de ver.
Otra cosa es el caso de Lip Service, una serie británica centrada en un grupo de amigas lesbianas (más añadidos) que no me cansaré de recomendar, y que consigue evitar todos esos problemas que tiene The L Word. De nuevo, no es que la serie sea perfecta, pero sí que me parece de una calidad bastante aceptable, y sobre todo muy entretenida. En lo que se refiere al tema del que estamos hablando, una de sus protagonistas es bisexual, y tenga más o menos importancia en las tramas de la serie, nadie le hace el vacío y desde luego que tampoco niegan su existencia ni la consideran menos que al resto.

A pesar de todos los ejemplos un tanto chirriantes que he puesto antes, también es cierto que existen bastantes ejemplos en televisión de la bisexualidad vista en una luz no negativa, ni haciendo como que no existen. Es el caso que he comentado antes de Nolan en Revenge, así como el de Kalinda en The Good Wife o Bo de Lost Girl, que además es la protagonista de la serie. Ahí tenemos Orphan Black, que tiene a Delphine, pero también a Cosima, y todos sabemos que Cosima es un personaje absolutamente genial (aunque no tan genial como Alison) en una serie que supo sorprender a todo el mundo con una temporada en absolutamente todo. Y si seguimos con series nuevas Orange is the New Black (y ya van dos series de Netflix con personajes bisexuales interesantes) gira en torno a Piper, cuyas relaciones con Larry y con Alex representan dos aspectos muy importantes de su vida y que son absolutamente necesarios para entender al personaje. 
No tan nuevo es el caso de Torchwood (y de Doctor Who, puesto que comparten personaje) que no solo gira en torno a un héroe bisexual (pansexual en realidad) sino que tiene toda una colección de personajes principales con distintos grados de no-heterosexualidad, ya sea con Gwen bajo influencia extraterrestre o con Toshiko. Y, por supuesto, con Ianto, mi favorito de todos, y no solo porque me guste más una historia de amor trágica que a un tonto un lápiz, sino porque la coherencia del personaje en sus relaciones (la lealtad que siente hacia Jack es la misma lealtad que sentía hacia su novia-cyberman (¿cyberwoman?) en una trama episódica al principio de la serie) me parece algo que no se suele ver demasiado en televisión (ya sea porque al acumular temporadas cuesta más mantener coherentes a los personajes o por cualquier otro motivo). Y no puedo acabar sin hacer mención a Grey's Anatomy. Es cierto que hay millones de cosas por las que podemos criticar tanto la serie como a Shonda Rhimes. Pero también es verdad que tanto la serie como ella son aplaudibles por otros motivos. Uno de esos motivos es justamente el personaje de Callie, en el que la bisexualidad es solo un aspecto más del personaje, un aspecto del que nadie se olvida misteriosamente, sino que está ahí y que no tiene ni mayor ni menor importancia que la necesaria en todos los dramas que, como no podría ser de otro modo en esta serie, van lloviéndole al personaje. 

Y así, con estos ejemplos positivos, acabo en una buena nota mi "pequeño" análisis de hoy. Evidentemente hay muchas cosas que se han quedado en el tintero, ya sea porque solo puedo hablar de series que he visto, porque de las que he visto probablemente me habré olvidado de bastantes ejemplos o, sobre todo, porque es un tema que da para rato y es muy difícil comentarlo extensamente en una sola entrada. Pero bueno, he hecho lo que he podido para hablar de un tema que lleva bastante tiempo dándome vueltas por la cabeza.

¡Saludos!

PD: Como podéis ver desde el tiempo que ha pasado desde mi última entrada, llevo varios meses desaparecida por estos lares. Por circunstancias varias no he tenido tiempo (y cuando lo he tenido, no he tenido ganas) de escribir demasiado, pero voy a intentar corregir esto un poquito, aunque las circunstancias en general se mantienen. No prometo escribir todos los días, ni siquiera todas las semanas, pero intentaré escribir alguna cosilla de vez en cuando.