26 nov 2007

Letras cruzadas IX: Russel

Ale, siguiente. Tengo otros dos escritos, a ver si algún año de estos los paso a ordenador, que se me van acumulando...

Empezaba a oscurecer, como siempre a aquella hora, más o menos. La gente se movía como grupos de hormiguitas atareadas entre el humo de los coches. Era un buen día. El frío se le quedaba pegado a los huesos, pero daba igual; nadie podría quitarle esa sonrisa de satisfacción anticipada de los labios. No, nadie lo haría. Llevaba meses preparándolo; años esperándolo. Ahora todo se desvanecería para dejar paso a la culminación de todo aquello; al único fin posible; al único válido, después de todo. Sería un paso. Después le seguiría otro. Y finalmente, una explosión. Luz. Oscuridad. Silencio. Y el mundo habría cambiado. Él no estaría allí para verlo, pero estaba seguro de que quienes abriesen los ojos al día siguiente, lo harían a un mundo nuevo.

Era él el que finalmente se había atrevido a conseguir el cambio que todos pedían entre gritos de desesperación. Él. El que había dado un paso al frente, seguro, sin dudarlo un instante, mientras los demás lo miraban con una mezcla de admiración y envidia. Lo sentía. Lo sabía. Él, que en su vida había reunido tan pocas miradas de respeto que podía contarlas con los dedos de una sola mano. Ahora todos sabrían que el chico del gueto se había convertido en alguien. Lo sabrían y se morderían los labios en un gesto de vergüenza, de remordimientos contenidos. Sabrían que en su comprensión, se había transformado en el salvador de aquellos que lo habían repudiado.

Porque él creía en la posibilidad de un mañana distinto. Aunque no fuese su mañana.

Había llegado el momento. Ya estaba a las puertas de aquel maldito edificio en el que unos incompetentes tiraban a la basura los segundos de aquellas hormiguitas atareadas. Había llegado el momento. Había llegado la hora.

Miró al frente, sin parpadear. Ahora empezaba a estar nervioso. Sentía el peso de un acontecimiento futuro presionándole el pecho. Sentía la fuerza de una mano que tiraba de él hacia el pasado. El suelo se abría, tratando de atarlo al presente. Querían que se echase atrás. Trataban de asustarlo. No lo conseguirían. No, no serían unos simples nervios los que le hiciesen fracasar.

Fue entonces, justo cuando trataba de ascender, de superar el miedo, cuando lo vio a lo lejos. Sus ojos se cruzaron en una mirada de comprensión, como tantas veces antes. Finalmente, fue Russel el que por una vez bajó la mirada, contestando con una negativa a aquella petición silenciosa. Aquellos ojos lo habían seguido hasta el final, confiando a ciegas en él. Aquellos ojos lo habían convertido en alguien; le habían dado fuerzas. Y ahora se despedían de él con una mezcla de admiración y respeto.

Asintió. Gracias, decía. Gracias por todo. Gracias por estar. Gracias por venir a despedirte. Gracias por darme fuerzas una vez más. Una última mirada. Un último asentimiento. Un último signo de respeto mutuo. Y la mirada se fue también, aceptando una decisión conocida desde antes. Hasta siempre.

Un segundo. Otro. El reloj marcaba el paso de los segundos, lentamente, pesando delicadamente cada instante. Muchos bajaban con prisas los escalones grises. Los menos, los subían, rápidamente, pensando o sin pensar. Un paso. Luego otro. También él tenía que dar su paso. Era la hora. La hora.

Una explosión. Luz. Oscuridad. Silencio.


PD: ¿Por qué nadie sabe quién es Seth Green? Al final voy a tener que hacer una entrada con algún vídeo del muchacho... porque nadie... nadie sabe quién es T___T.

¡Saludos!

25 nov 2007

Crash into me (Part 1)

Ayer estuve viendo Anatomía de Grey (y eso es raro, porque normalmente la veo los domingos por la tarde). Pero es que había una razón para adelantar el episodio... sí, la había. Una tuvo la mala (o buena) suerte de enterarse de que salía Seth Green (adoro a este chico) como paciente en este episodio... y claro, había que verlo cuanto antes.

Y bien, Crash into me es un episodio doble. Y yo decía... "madrecita mía, mira que les gusta tentar a la suerte". Porque lo cierto es que, siga o no viendo Anatomía de Grey, la serie ha pegado un bajón alucinante. Sigue teniendo sus cosas buenas, y yo sigo bastante enganchada, pero eso no quiere decir que la calidad no haya bajado. El último epsodio doble, que yo recuerde, había sido el del ferry, que resultó ser un desastre en el que la única trama que "se movía" era la de la Grey, pero sin decirnos nada nuevo. Los demás parecían estar allí haciendo el idiota, porque otra cosa no se me ocurre. Y claro, si ese episodio fue desastroso, pues un episodio doble ahora, cuando la serie está en horas bajas, y después de haber dejado ya el listón altísimo con el de la bomba (ese episodio fue DIOS, y quien no me crea solo tiene que verlo), daba un poco de miedito. Pero bueno, no fue para tanto. Analizaré por partes, y tal...

En el episodio se desarrollan, como en todos, varias tramas paralelas, que para eso hay médicos a punta pala. La idea era que en el episodio, a la conductora de una de las ambulancias le daba un algo y provocaba un accidente (básicamente hacía volcar otra ambulancia). Resultado: la muchacha, que tienen que saber por qué le ha dado el patatús ese mientras conducía; dos tíos atrapados debajo de la ambulancia desangrándose; otro de los que iban en la ambulancia negándose a que Bailey le curase porque quería un médico blanco (aderezado con una bonita esvástica tatuada); el hombre al que llevaban en la ambulancia volcada (ya lo habían sacado), con un cacho de hierro clavado en la pierna. Que yo recuerde, básicamente eso. Y además, está Seth Green, con la carótida diciendo "voy a reventar" durante todo el episodio.

Bien, la chica de la ambulancia... tendrá, por supuesto un tumor que tendrá que arreglar Shepherd, lo que le dará tiempo para arrejuntarse con la enfermera esa que ha aparecido por ahí (aléjemelo de la Grey, por favor, que como sigan "ahora sí, ahora no" me da algo... qué cansinos). Ocurre que, para hacerlo más complicado y que tenga explicación la segunda parte, el ordenador dirá que hasta aquí hemos llegado, justo cuando tiene un trasto metido en el cerebro de la pobre muchacha. Así que a ver cómo se las apañan. Bah, trama decente.

La trama del nazi... psé, llega un punto en el que sobra. Está interesante como primera reacción, pero a partir de cierto momento ya no tiene sentido, y queda un poquito fuera de lugar. Aparte, creo que eso podía haber ido en un episodio aparte y haber colado bastante bien. Es una forma de resucitar el tema de llamarle Nazi a Bailey, que ya salió en cierto momento en la tercera temporada. Pero es que ahora no tenía sentido... no cuando el verdadero problema de esa trama es el de que la mujer no tenga tiempo para su familia u.u'.

Los tíos de la ambulancia... pues fíjate que me han caído bastante bien. Está interesante, la verdad, y el tal Stan me caía bastante bien ya desde el principio. Además, demuestra una de esas cosas que llevo diciendo desde que empezó la serie: la Grey, aparte de ser la niñita mimada del jefe, no hace nada. Le sobra tiempo libre u.u'.

El tío del cacho de metal en la pierna... decente. ¿Por qué? Pues porque tiene que ver con la trama que mezcla el amargamiento de la amargada de Izzie (arg, qué mal me cae la muchacha) y el poco caso que le hacen a la buena de Cristina (y que conste que la tal Hahn, o como se llame, me gusta bastante, y está reviviendo la serie ella solita). Lo malo, pues bueno, los cabreos que me pillo cada vez que mandan a Cristina a otra cosa... en este caso al tema del nazi u.u'.

Y creo que ya solo queda... ¡Seth Green! Para empezar, que conste que lo dejo para el final no porque no me guste, sino más bien todo lo contrario. Adoro a Seth Green, y hacía tiempo que lo tenía bastante perdido (a los poco expertos, les puede sonar por ser Oz en Buffy). Creo que es un tío muy grande (metafóricamente, se entiende, que el muchacho muy alto no es), y está bastante desaprovechado. Tiene carisma, y eso llena a sus personajes. ¿En qué trama se mete? Pues en mi favorita, la de Lexie y Alex. ¿Por qué? Bueno, pues resulta que Lexie sigue cabreadilla con Alex, pero no importa, así que como si no lo estuviese. Entonces llega la lianta de Ava (que oye, la muchacha tuvo su lugar, pero ya se acabó su tiempo, qué queréis que os diga... ahora sobra y el asunto del eterno triángulo está ya un poco trillado), y le dice a Lexie que está con Alex. La chica, por supuesto, se mosquea y se deprime, y va a echar un ratillo con el paciente simpático (a.k.a. Seth Green) que básicamente le ha contado que su novia le dejó por el tumor que ahora hace que tenga una bonita arteria visible, le ha dicho lo mona que era, y le ha hablado de lo divertido que era planear venganzas. Puede parecer un poco repetición de lo de Deny e Izzie, pero a mí no me lo parece. Para empezar, porque por lo visto Seth Green solo va a estar en estos dos episodios (lo que es una pena, por otro lado, porque repito que este tío es muy grande), y para seguir porque es una situación mucho más fresca y nada empalagosa. No sé, tiene más gracia y esas cosas. Además, Lexie va con Alex, hombre :P. En fin, que ahí que se va la muchacha, bien deprimida ella, y el muchacho le saca una sonrisa. Empiezan a reirse... la arteria empieza a palpitar sospechosamente... y Lexie se llena de sangre de arriba a abajo. La cara de la muchacha es un poema, por cierto. A continuación, el famoso To be continued. Un To be continued que además no se sabe muy bien si es la semana que viene o la siguiente. Pero bueno, habrá que esperar, aunque sea solo por seguir viendo un poquito a Seth Green.

Ya comentaré cuando vea la segunda parte y diré si en conjunto ha merecido la pena. De momento, aprobado, no con nota, pero sí aprobado.

¡Saludos!

23 nov 2007

Strawberry Fields Forever

Como dije, sigo con los Beatles. Y como (creo que) también dije, especialmente con esta canción, que me parece una preciosidad, tanto musicalmente como en la letra.
Así que, si mi querido Goear me lo permite, aquí os la dejo para que podáis escucharla tranquilamente ^o^.



Let me take you down
'cos I'm going to Strawberry Fields
Nothing is real
And nothing to get hungabout
Strawberry Fields forever

Living is easy with eyes closed
Misunderstanding all you see
It's getting hard to be someone
But it all works out
It doesn't matter much to me

Let me take you down
'cos I'm going to Strawberry Fields
Nothing is real
And nothing to get hungabout
Strawberry Fields forever

No one I think is in my tree
I mean it must be high or low
That is you can't you know tune in
But it's all right
That is I think it's not too bad

Let me take you down
'cos I'm going to Strawberry Fields
Nothing is real
And nothing to get hungabout
Strawberry Fields forever

Always, no sometimes, I think it's me
But you know I know when it's a dream
I think I know I mean a "Yes"
But it's all wrong
That is I think I disagree

Let me take you down
'cos I'm going to Strawberry Fields
Nothing is real
And nothing to get hungabout
Strawberry Fields forever.

PD: Ahora tengo tres relatos pendientes de ser pasados a ordenador. A ver si no me eternizo, como la última vez, que estuvieron mes y pico encima de la mesa.

¡Saludos!

21 nov 2007

¿Tuenti?

Tiempo hacía ya que no me pasaba por aquí, o algo así. A este paso acabaré escribiendo tan poco como Anita :P. Y tengo cosas que comentar, que conste, lo que pasa es que el tiempo desaparece como quien no quiere la cosa, y de repente me encuentro con que son las 12 de la noche, tengo sueño y ya no puedo usar el ordenador más rato u.u'. Así que todo a su tiempo.

Por lo pronto, diré que he caído, que al final he acabado metida en el tuenti u.u'. Si siempre me pasa lo mismo, para qué negarlo. Eso sí, hay que insistir, que si no no hago ni puñetero caso, por supuesto ^^.

El caso es que, para quien no sepa lo que es el tuenti... pues bueno, que se informe, que yo no soy un tablón de anuncios. Va de poner foticos, y comentarios, y demás cosillas. Nah, si lo sabéis, así que no creo que tenga que explicar mucho, ¿no?

Y así, acabando rápido... informo de que:
1-En breve más Letras Cruzadas, que tengo un relato escrito, otro a medias y cuatro en esta cabecita mía.
2-Me parece que ahora voy a saturar un poquito el blog con canciones de los Beatles, que me ha vuelto a dar por escucharlos. A ver cuándo, pero creo que esta semana cae alguna otra canción.
3-¡Ana se está leyendo Canción! ¡Sí, lo conseguí! (Y sí, se ha hecho fan del arquetípico... ahora solo falta que diga que Rhaegar era un romantic hero en vez del singermornings que fue O.o)
4-Esta semana primera parte de capítulo doble de Anatomía de Grey... a ver, a ver...

Y ya está, para más cosas... pues nada, porque ya no tengo ganas de seguir escribiendo hoy xD.

¡Saludos!

16 nov 2007

Letras cruzadas VIII: Adam

Siguiente relato, y me quedo sin ninguno de repuesto xD.

Quería luchar otra vez. Necesitaba recuperar el sentimiento que perdiera años atrás, cuando el mundo aún era diferente. Era curioso ver cómo ahora esa necesidad volvía a él, cuando todo parecía un lejano y confuso sueño de juventud. Entonces todo era distinto. Él era diferente, y su mundo, por tanto, también lo era. Se había preguntado dónde había quedado todo aquello, no de forma obsesiva, sino más bien como quien recuerda una anécdota curiosa pero sin demasiada importancia, durante el tiempo que duró su nueva existencia. Ahora, sin embargo, cuando sus días se iban acercando a su fin, ese pensamiento se había ido adueñando de él poco a poco, ocupándole sin avisar, instalándose en cada pequeño recodo de su mente cansada.

Cada instante que pasaba en aquella habitación de hospital era una letra en el conjunto de su memoria. Cada día, un momento se volvía a escribir junto a su almohada, adornado esta vez por el poder del tiempo, que hace hermosos los malos recuerdos. A veces se sentía culpable por haber sido capaz de dejar de lado todo aquello, por olvidar, sin querer olvidar del todo, aquello que una vez fue su vida. Pero, como decía un viejo poema de su perdida juventud, no olvida aquel que sin querer pierde el recuerdo. No era momento para sentirse culpable. No tenía por qué sentirse culpable, si era sincero. Había tenido sus razones para cambiar de lugar, para retirarse del juego. Y, si no mentía, agradecía el tener tantas manos a las que agarrarse ahora, cuando veía el final tan cerca.

De todos modos, su memoria era hábil jugadora del juego del engaño, del volver atrás. Quería obligarse a recordar, y preguntarse qué había sido de todo aquello. Habían sido buenos momentos. Muy buenos, de hecho. Mejores de los que cualquiera hubiera imaginado. Y tenía un estupendo público al que contarle sus pequeñas historias. Un público que asentía en silencio, que se creía invisible en las sombras. Un público que no era capaz de ver su propio brillo.

Él mismo había sido incapaz de verse brillar. Había admirado sin esperar ser mirado mientras se escondía detrás de la sombra del gigante. Entonces, el gigante se había dado la vuelta para subirlo a sus hombros, para que viera mejor, había dicho. Para ser visto, había pensado. Echaba de menos a aquel gigante. Bueno o malo, le había enseñado a brillar por sí mismo, y eso era bastante más que lo que otros habían hecho.

Una vez juró que lo seguiría a donde hiciese falta… En cierto modo lo hizo, a decir verdad. Lucho. Ganó. Perdió. Vio sangre y escuchó gritos. Sonrío. Creó memorias. Entonces fue cuando todo acabó, cuando vio el final acercarse y mantenerlo siempre a dos pasos, impotente. Aquella vez se acercó en forma de locura disfrazada de llama. Aquella vez consumió al gigante, siempre seguro, mientras él alargaba la mano en un gesto de asentimiento que contrastaba con su vista vuelta hacia atrás, lejos del brillo, ocultando unos ojos que lloraban. No había dicho adiós. Para él, el gigante solo se había escondido, y estaba seguro de que algún día volvería.

Lo cierto era que no había vuelto, y que jamás lo haría. Él se había marchado. Había empezado de cero, dejando un pequeño rincón en las sombras a sus recuerdos pasados, esperando volver a ellos más adelante. Pero su vida había continuado. Durante días. Durante meses. Durante años que se transformaron en décadas.

Y ahora, cuando por fin el final se le acercaba, alargándole una mano silenciosa y pálida, se paraba a pensar en lo que fue. ¿Y si el gigante nunca se había marchado? ¿Y si solo fue él el que prefirió dejarlo atrás al darse la vuelta?


PD: Ando releyendo a Larra. ¡Qué grande era este hombre!

¡Saludos!

14 nov 2007

Norwegian Wood (This Bird Has Flown)

Me apetecía poner esta canción, eso es todo ^^.


I once had a girl,
Or should I say
She once had me.
She showed me her room,
Isn’t it good?
Norwegian wood.
She asked me to stay and she told me to sit anywhere,
So I looked around and I noticed there wasn’t a chair.
I sat on a rug
Biding my time,
Drinking her wine.
We talked until two,
And then she said,
‘It’s time for bed’.
She told me she worked in the morning and started to laugh,
I told her I didn’t, and crawled off to sleep in the bath.
And when I awoke
I was alone,
This bird has flown,
So I lit a fire,
Isn’t it good?
Norwegian wood.

PD: Conversación entre mi madre y mi hermano: "¿Qué pasa?" "Que no me deja ya en paz." "¿Quién?" "Cris." "¿Qué ha pasado? ¬¬" "Nada." ¡Cómo mola la vida familiar ^^!

¡Saludos!

12 nov 2007

Harta

Hoy me toca a mí quejarme. No os preocupéis, no va a ir más allá de estas líneas, pero necesito quejarme de esas pequeñas (o no tan pequeñas) chorradas del día a día. Necesito gritar, o algo parecido. Porque si no de verdad que me va a dar algo. Tengo tantas cosas que decir, a todo el mundo, que ya me estoy imaginando cierta escenita peliculera... pero nada, lo que tenga que decir, lo diré cuando tenga que ser. Hasta entonces, aprovecho unas pocas líneas mal utilizadas para gritarle al vacío lo que me molesta un poquito cada día.

Y es que estoy harta de ver cómo el tiempo desaparece como arena entre los dedos. Solo quiero unos minutos, tan solo unos pocos, para mantener una conversación completa. Tengo tantas cosas que decir, todas juntas, que los cinco minutos sumados a otros diez no son suficientes para no dejar la conversación a medias. Así, las cosas se acumulan, y poco a poco, sin casi darme cuenta, van cayendo en el olvido. Tal vez así desaparezca lo que no era importante... pero es que a veces apetece hablar de tonterías. Pues son las pequeñas tonterías lo que hacen un día diferente al anterior y al siguiente.

Estoy harta de tener siempre (SIEMPRE, cada día de la semana) deberes de latín y/o filosofía. Mis tardes tienen poco tiempo, menos que las de los demás, aún no me explico por qué. Si a eso le unimos que todos y cada uno de los días de la semana encontramos alguna traducción, o en las menos de las ocasiones, algún pequeño comentario, apaga y vámonos. Luego no puedo acabar conversaciones, claro.

Estoy harta de gente que se queja por quejarse, una y otra vez sobre lo mismo, y no trata de buscar la solución en su propia persona, sino en los demás. ¿Es que acaso es tan difícil ver que si siempre falla lo mismo, con quien sea, es posible que el problema sea tuyo y no de un mundo que está casualmente en tu contra? Hay veces que me callo estas cosas porque no merece la pena seguir hablando, porque realmente no soy quién para decir nada. Pero si me tocase más de cerca este pequeño caso concreto, tengo claro que no me lo habría callado. Soluciones hay, y muchas, pero si no quiere encontrarlas quien debería, su problema es, no el mío. Por eso, no quiero seguir escuchando quejas inútiles a las que ninguna solución se plantea. Que se aplique el cuento quien crea oportuno.

Estoy harta de ser tan escéptica. Estoy harta de ser tan condenadamente crédula. ¿Es que se olvidaron de incluirme esa pequeña pieza llamada término medio cuando me mandaron de fábrica? A veces me da esa sensación, la verdad.

Estoy harta de preocuparme por una apariencia que yo nunca juzgo. Estoy harta de tener que medir mis actuaciones más medidas, de tener que obligarme a mantenerme dentro de lo que se espera de mí, aunque a veces también esté harta de mantenerme bien apartada de esa maldita línea de tiza.

Estoy harta de tener mil relatos a medias, de ser incapaz de continuar uno hasta el final. Estoy harta de tener un millón de ideas aparcadas en dos millones de baúles escondidos, esperando a ser abiertos uno de estos días que no llegan ahora y nunca llegarán. Quiero escribir por escribir, cerrar los ojos y dejarme llevar, solo eso. Cuando me apetezca, no cuando el reloj me lo permita.

Estoy harta de ser pero no estar, de no querer estar, cuando yo misma lo pido a gritos. Estoy harta de mis ojos. Estoy harta de estar harta de todo, aunque sea solo de vez en cuando. Estoy harta de ver siempre las dos caras a la moneda, de no ser capaz de dejarme llevar por una sola idea al menos de vez en cuando. Quiero hacerlo, quiero no tener que ser siempre tan relativista. A veces me gustaría no serlo, por extraño que le parezca a quien me conozca.

Pero, al menos, yo sé que intentaré cambiar alguna de las cosas de mi pequeña lista de estupideces. ¿De qué sirve si no quejarse? Tal vez lo consiga; tal vez sean esas malditas estupideces las que se rían a causa de mis intentos fallidos de dejarlas atrás. Pero me da igual, porque ya no estaré harta de quedarme quieta, mirando cómo pasa el tiempo jugando conmigo como un niño travieso.

¡Saludos!

9 nov 2007

Six feet under: intro

Actualización rápida para poner la intro de A dos metros bajo tierra, que es preciosa. Nunca la quito cuando veo un episodio, y eso es raro... pero es que me encanta (claro... la serie en sí también es una maravilla, pero lo de dejar esto y esperar a que empiece el episodio tranquilamente me pasa poco con otras series xD).



¡Saludos!

8 nov 2007

Letras cruzadas VII: Dylan

Escrito hace varios millones de siglos, pero abandonado encima de la mesa por el problema de siempre, aquí está el siguiente de mis pequeños relatillos. Esta vez os presento a mi favorito entre todos mis personajes. Cuando lo lean, algunos (solo los que mejor me conocen, tal vez) sabrán por qué ^o^.

El día que empezó a trabajar en el hospital, le dijeron que vería momentos sorprendentes; que sería testigo de momentos alegres o tristes, pero sobre todo reales, que no habría sido capaz de imaginar antes. Se habían quedado cortos, o tal vez simplemente no les había entendido bien, pronto se dio cuenta.

Cada día veía una historia diferente, o tal vez la misma con un color algo distinto. Veía decenas de historias, una misma multiplicada y retorcida, cambiada… vista cada vez a través de un cristal diferente. Cada persona era alguien, era un pequeño personaje en algo grande… en algo pequeño. Detrás de cada rostro, y en cada mirada, podía ver el reflejo de una historia que lo absorbía y empujaba hacia sí mismo mientras se sentía caer hacia fuera.

Desde aquel día en el que se había metido por primera vez en su papel de enfermero, aquellas pequeñas tragicomedias (porque eso es lo que eran, ya que no todo en ellas era trágico, como aquellos que tienen miedo suelen imaginar) se habían convertido en sus compañeras de rutina. Se habían convertido en el ronroneo de esa mascota que lo animaba al empezar el día. Estaban ahí, siendo algo y no siendo nada al mismo tiempo. Estaban ahí, detrás de una cortina, dejando que sus sombras le diesen sentido a sus pasos. Se habían convertido en su vida, pues lo habían absorbido y ahora él mismo existía como observador de todas ellas. Eso era. Observaba. Eso era lo que hacía. Dylan el observador. Ahora lo era más que nunca. Observaba a los protagonistas de esas historias, al cruzarse con ellos en los pasillos, al dedicarles una mirada de ánimo o querer compartir una alegría con ellos. A veces, cuando tenía suerte, le miraban directamente, tal vez solo un instante, y toda una historia fluía hacia él, nítida y completa, a través de un río de luces recogido en pupilas oscuras.

Él nunca había sido una persona extraordinaria. Se había criado como un niño corriente que creció en un barrio corriente. Se había convertido después en un joven tan normal que lograba pasar desapercibido en un mundo que poco a poco lo iba superando. Era él una de esas personas que al acabar el día nunca tenían demasiado que decir; las conversaciones forzadas habían sido sus grandes compañeras durante años, y como buen acompañante, se había ido acostumbrando a ellas.

No, él no era como aquellas personas que ahora veía a diario, sin necesidad de abrir un libro o apretar un botón. Disfrutaba sumergiéndose en sus historias, en su día a día. Pero no era como ellos. Nunca lo sería, pero eso era algo que ya había aceptado. Y sin embargo, eran ellas las que le daban algún sentido a su continuo deambular. Le daban esperanza. Le daban razones. Le enseñaban a soñar de nuevo.

Por ejemplo, aquella chica que llevaba años visitando la misma habitación. Jamás había visto desaparecer esa luz de su mirada, ese pequeño destello que le hablaba con complicidad, que le decía que la desesperanza no tenía lugar en un corazón tan completo. Solo había que esperar, tal vez un día, tal vez más. Pero llegaría el momento en que todo volvería a su lugar, si es que alguna vez lo tuvo. Lo sabía ella, y ahora lo sabía también él.

O aquel anciano de ojos casi velados que disfrutaba contando historias de su juventud a todo aquel que se parase a escuchar. Era extraño ver cómo un anciano encogido era capaz de crecer, de recuperar la juventud y volar de nuevo, con la fuerza que le daban esas palabras temblorosas. Muchos lo miraban con hilos de lástima entrelazados con los de la supuesta razón de los irracionales. Estaban ciegos, porque no veían. Sonaba estúpido, pero a Dylan le había costado darse cuenta.

No, el joven enfermero no era como ellos. Nunca lo había sido, y estaba seguro de que nunca lo sería. ¿Qué historia podían contar sus tímidas sonrisas? ¿Qué pequeño cuento encontraba su morada en el corazón de un chico como él? Antes, aquello lo había desanimado. Ahora, las cosas eran diferentes. Tal vez no pudiese tener su pequeño cuento, su relato de final desconocido… Pero ya no le importaba. Ahora era el solitario espectador de otras mil historias, y eso era suficiente.


PD: ¡Valle-Inclán!

¡Saludos!

7 nov 2007

Crónicas de la Cúpula I

Ya iba siendo hora de actualizar. De hecho, hace ya algo más de una semana que esta entrada debería haber sido escrita... pero algunas cosas dan pereza de vez en cuando :P.
El caso es que, acabadas las preevaluaciones, había que hacer una recopilación de esos momentos míticos y surrealistas que habían tenido lugar en nuestra Cúpula. Y como una es la que tiene la agenda en la que acaba todo el mundo metido en forma de citas diversas, pues a una que le toca.
Así que aquí están esos momentos (no muchos, como es lógico... que estamos hablando de un total de unas 6 horas entre exámenes, que no solo de hacer el idiota se vive xD).

Momento I:
Examen a preparar: historia
Tiene lugar una interesante explicación del tema en la que queda bastante claro que O'Donnell (no, perdón, MI O'Donnell) era un tío bastante simpático, con las ideas claras xD. Aún así, aún había algún que otro despistado que no se enteraba muy bien de qué iba la cosa, o por qué O'Donnel molaba. Ese es el caso de nuestra querida Natasha, que comentó su incapacidad para comprender a nuestro querido O'Donnell con las siguientes palabras:
Es como si yo dijera: "no me gustan los bolis verdes", y me pongo a romper todos los bolis verdes. Pero, de repente, hala, me vuelven a gustar los bolis verdes y empiezo a producir un montón de bolis verdes.
A lo que sólo podemos contestar eso de "¿Bolis verdes? O.o".

Momento II:
Examen a preparar: filosofía
De nuevo, explicación general del tema: Sócrates y compañía. Por supuesto, lo primero que hay que hacer es situarnos en el contexto de dichos personajes... y eso es lo que trataba de hacer Anita...
Ana:...Las demás polis querían quitarse de en medio a Atenas y pidieron ayuda a los espartanos.
Kerita: AUH! AUH! AUH!

¿Qué más podía esperarse de alguien como yo a las 8 y algo de la mañana? Si es que lo ponen a huevo y luego encima se quejan. Serán rancios ¬¬'.
Después de esto, y tratando de ignorarme un poquito, se sigue con la explicación del tema. Llegamos a Platón, a sus dos mundos. ¿Que no entiendes de qué va el tema? Pues entonces, atento a la explicación de Edgar (que gana bastante con gestos y entonación adecuados):
A ver... tu alma ha estado en el mundo de las ideas... y ha visto EL BOLSO. Ahora, como está en tu cuerpo, se ha olvidado de él. Pero... tu ves un bolso, un bolso cualquiera... y tu alma se acuerda DEL BOLSO
Esta gran explicación ha hecho que, además de que ahora no nos olvidemos de lo que decía Platón, a partir de ahora Platón siempre irá asociado a la idea del bolso.
Y es que, estudiar, lo que se dice estudiar, la verdad es que... estudiamos :P... al menos a nuestra manera. Lo que no evitó situaciones (solo comprensibles si os imagináis la cara de los que estaban alrededor) como la siguiente:
Kerita: Se me ha olvidado matar a Sócrates T__T.
Ana Sola: A mí también T___T.


Momento III:
Examen a preparar: lengua
En este caso, la hora anterior al examen fue un tanto curiosa. Era el último día, y supongo que eso influyó un poquito. El caso es que ya estábamos un tanto tocados, no escuchábamos bien, y esas cosas que suelen pasar. Por eso, cuando Anita intentaba explicarle a la otra Ana esa fotocopia de la que casi todos habíamos pasado un poco, sucedió lo siguiente:
Anita: Tú mejor te olvidas de Bergson y Freud...
Ana Sola: ¿Que me mire en el espejo de Freud? O.o

Claro, es que, como diría Anita, los hay que tenemos problemas "auditorios" LOL. Pero, a pesar de estos problemas comunicativos, el tema fue explicado de forma más o menos satisfactoria. Por eso, Ana Sola fue capaz de llegar a la siguiente conclusión acerca de los habitantes de España en el siglo XIX:
Ellos eran felices en su crisis.

Hay más momentos, especialmente esos de después de los exámenes, en los habíamos desconectado de cualquier cosa capaz de darnos un poquito de razón para que nuestros pensamientos tuviesen algún sentido. Pero esa es otra historia. Es una historia que va más allá de esta humilde recopilación de momentos de nuestra querida Cúpula. Y por eso, es una historia que deberá ser contada en otra ocasión.

Y con esto, hasta la siguiente crónica... posiblemente a finales de diciembre :P.

¡Saludos!

1 nov 2007

Stardust: ¿nacimiento de un clásico?


Ayer estuve en el cine con ambas Anas. En principio la idea había sido ir el viernes (es decir, mañana) a ver El orfanato, pero después de que mi hermanito llegase el domingo diciendo maravillas acerca de Stardust, simplemente tenía que verla, y se acabó adelantando al miércoles la visita al cine, cambiando El orfanato por Stardust.
Tengo que decir que antes de verla había en mí una parte que simplemente sabía que me iba a encantar... pero eso dejaba espacio para otra parte, la que decía que la película iba a ser una tremenda decepción. Me la habían puesto por las nubes, llegando a compararla en estilo y formas con La princesa prometida, que no es poco, como bien es sabido. Y eso es siempre peligroso, porque si al final el resultado no es el esperado, la película acaba yendo a la lista negra de las películas de las que es mejor alejarse.
Pero, después de todo, la película no decepcionó. De hecho, ocurrió todo lo contrario. Hacía tiempo que no me divertía tanto en el cine. Tiene escenas únicas, y guiños geniales. Los personajes son un logro, todos y cada uno de ellos. De Niro tiene un papel estupendo, y la Pfeiffer borda el papel de la bruja. Tristan, siendo el típico panoli que aprende a usar la espada en menos de una semana :P, es también único, y encaja a la perfección... al fin y al cabo, de eso se trataba, ¿no?
Aunque claro, si me quedo con alguien, ya dejé claro que ese ha de ser Septimus, que además de ser un personaje genial, es condenadamente babeable.
Otro punto a favor de la película son las situaciones que presenta, surrealistas y entretenidas. Divertidas y geniales. Los fantasmas, además de ser un caso, son una risa continua. Qué decir del Capitán Shakespeare, del resto de los cazadores de rayos, de la cabra, de Victoria (¿acaso soy la única a la que le encantó la chiquilla repelente? :P), del paleto que tiene a bien encontrarse con la bruja y acaba metido en la historia... Y una mención especial para la escenita del guiño, al final de la película.
En fin, con todo esto, lo que quiero decir es que esta película tiene todas las papeletas para convertirse en una de las grandes de aquí a unos años. Tiene fuerza, humor y arquetipicidad (controlada y, como he dicho, con grandes dosis de humor y mala leche :P). No sé cómo será como adaptación, pero como película es una de esas que volvería a ver hoy mismo, aun habiéndola visto ayer, y sé que me lo pasaría en grande otra vez.
Por eso, os recomiendo que la veáis, porque, os gusten o no este tipo de películas, pasaréis un buen rato ^o^.

PD: Septimus mola, y Tristan es un panoli con cara de panoli :P.
PD2: Preguntad a Ana por los problemas "auditorios" de los demás.
PD3: ¿Es que siempre acabamos pensando en lo mismo? xD

¡Saludos!