1 mar 2014

Silk, la mejor serie que no estás viendo

Esta semana ha vuelto Silk y por eso de que es una de las que habitualmente pasan desapercibidas, casi nadie ha hablado de ella. No es que no merezca que se hable de ella, de hecho, más bien ocurre todo lo contrario. Pero la cosa es que por un motivo o por otro, no somos muchos los que la vemos y, por tanto, no somos muchos los que podemos hablar de ella y recomendarla. Es más, yo misma tardé mucho en darle una oportunidad y hasta este último parón navideño no había empezado con ella. Pero ahora ya estoy en condiciones de verla al día y, sobre todo, de convertirla en una de esas series que recomiendo constantemente hasta que la gente se cansa de oírme (o leerme) y decide darle una oportunidad nada más que para callarme. Y así es que he decidido daros cinco razones por las que esta serie británica de abogados debería tener prioridad en vuestras listas de pendientes.

  • Dos palabras: Martha Costello. Nuestra protagonista es una combinación de cualidades que parecen imposibles pero que al mismo tiempo resultan perfectamente naturales. Es profundamente idealista pero al mismo tiempo completamente realista y con los pies en la tierra. Es honesta y luchadora hasta el final. Y sobre todo contagia su pasión por lo que hace a través de la pantalla y resulta imposible no ponerse de su lado. Resulta muy fácil ser fan de Alicia Florrick cuando lo cierto es que, en lo que a abogadas televisivas se refiere, nuestra Martha le da mil vueltas en todos los sentidos. Y eso debería considerarse un hecho objetivo e irrefutable.
  • La serie tiene una capacidad muy interesante para hacerte entender las razones de la pasión de sus protagonistas por su trabajo. En muchos otros sitios te dicen que alguien es el mejor en lo suyo, que es lo que siempre quiso hacer, que es lo que le da sentido a su vida, y no acabas de entender por qué, aunque lo aceptas. Aquí lo entiendes, sin necesidad que ellos lo expliquen. Y son razones distintas y fuerzas diferentes para cada uno de ellos. Llama especialmente la atención el contraste entre lo que mueve a Clive y Martha. Para él, es una especie de búsqueda por la justicia en el sentido más estricto, por una especie de verdad objetiva, aun con todos sus matices. Ella, en cambio, es la defensora de los indefensos. Su máxima es que todo el mundo tiene derecho a una buena defensa, independientemente de su inocencia o culpabilidad. Y su capacidad para entender que nada ocurre en el vacío es absolutamente fascinante, honesta e interesantísima. Y tanto en el caso de él como en el de ella, queda más que claro que no podrían haberse dedicado a otra cosa.
  • Suena a nada, pero los casos son otro de sus puntos fuertes. No son siempre limpios ni sencillos. Quien se sienta en el banquillo no siempre es inocente, de hecho, pocas veces lo es en el sentido más estricto de la palabra. Y son capaces de poner a los abogados que los defienden en situaciones a veces realmente interesantes y que al mismo tiempo se notan perfectamente reales y entendibles. Por ejemplo, hay un episodio en el que Martha tiene que asediar a preguntas a la víctima de una violación, pintarla como la auténtica culpable, aun cuando va en contra de todo lo que ella cree. Y lo hace, aunque la esté destrozando por dentro, y es algo que le da una complejidad maravillosa a la serie.
  • La dinámica que existe entre los personajes es estupenda y perfectamente palpable a través de la pantalla, especialmente a partir de la segunda temporada, cuando la serie se asienta de verdad en sí misma. Los tres personajes principales son complejos y funcionan bien juntos. Entendemos su relación, las razones por las que se aceptan y se entienden, incluso con sus diferencias. O especialmente por ellas. Porque lo cierto es que lo que aporta uno no lo aportan los otros, y eso funciona tanto de cara al espectador como dentro de la propia serie.
  • Y por último, aunque no por ello es menos importante, Silk es una serie bien hecha, cuidada, bien pensada. Como digo, especialmente a partir de la segunda temporada, cuando de verdad se siente más cómoda en sí misma. Pero incluso antes de eso era una serie más que decente. Y ahora se nota en cada escena, donde absolutamente todo funciona. Y ese todo incluye a unos actores que están estupendos, empezando por Maxine Peake (si alguno quiere ver un contraste interesante, echadle un vistazo a las primeras temporadas de la Shameless británica, donde interpretaba a Veronica, y comparadla con su Martha).
No es que estas sean las únicas razones por las que Silk se merece una oportunidad, pero probablemente sí que sean las más importantes. Es una serie estupenda que ha sabido crecer maravillosamente bien. Y facilidad con la que al entrar en la tercera temporada vemos ese crecimiento y sentimos a sus personajes como si los conociéramos de toda la vida es realmente estupenda.

¡Saludos!

PD: Otra serie que no reivindicamos lo suficiente a pesar de que se lo merece de sobra es Elementary, y me lo ha vuelto a recordar con el episodio de esta semana. Probablemente no es la mejor serie jamás creada, pero es perfecta en lo que quiere ser. Resulta siempre entretenida y, sobre todo, tiene esa dinámica tan absolutamente genial entre Sherlock y Watson que hace que, si me hacen elegir entre las distintas visiones de la historia que tenemos ahora mismo, me quede sin dudarlo con ella por encima de Sherlock.

22 feb 2014

Pete Campbell, héroe incomprendido

Prácticamente desde que comencé a ver la serie, le tengo bastante cariño a Pete Campbell. Sé que despierta muchos odios, sé que no es un personaje que automáticamente resulte agradable. No es un personaje que tradicionalmente vaya a despertar simpatías, pero al mismo tiempo reúne muchas de esas cualidades que hacen que sienta la necesidad de "adoptar" a personajes de series, sufrir mucho con sus desgracias y esperar (contra toda lógica) que un día consigan ser medianamente felices. Claro que no fue hasta que comencé con la revisión de la serie hace unos meses que me di cuenta de que no es ya solo que se trate de un personaje que merezca todo el cariño de los espectadores, a pesar de no recibirlo nunca. No. Es que en realidad puede considerarse perfectamente el gran héroe incomprendido de Mad Men. Que igual dicho así alguno me toma por loca. Pero es que cuantas más vueltas le doy, más claro lo veo.

No pongo en duda que hay muchas cosas que se le pueden echar en cara a Pete, pero al mismo tiempo, tiene una gran virtud de la que el resto de los personajes carecen completamente: si hay algo que lo caracteriza es su honestidad. Con sus cosas buenas y sus cosas malas, Pete es alguien profundamente honesto, a menudo con los demás, pero sobre todo (y esto es lo más importante) consigo mismo. Y es alguien profundamente honesto rodeado de mentirosos. No es que no haga cosas tan cuestionables como los demás, o que no esté dispuesto a hacerlas, porque las hace. La diferencia es que él al menos no se miente a sí mismo sobre lo que hace. Ni a los demás, realmente. Algo que, al final del día, hace que se gane el rechazo del resto, de todos esos personajes que harían (y hacen) lo mismo, pero que jamás serían capaces de reconocerlo.

Pero no se trata solo de eso, es que es al mismo tiempo la gran víctima de la falta de honestidad del resto. Son las mentiras de la época lo que lo ha empujado a una realidad en la que simplemente es incapaz de encontrar cualquier tipo de satisfacción con la vida que se supone que tiene que tener. Ha seguido las instrucciones al pie de la letra, ha hecho exactamente todo lo que se suponía que tenía que hacer. Y, sin embargo, cuando llega a la meta que le habían propuesto se encuentra aún más perdido que al principio, completamente hundido en la miseria, víctima de la mentira del sueño americano. Incapaz de acabar de entender del todo qué es lo que está fallando.

Su propia honestidad consigo mismo y con los demás es también la razón por la que ni el resto de los personajes ni la mayoría de los espectadores están dispuestos a darle una segunda oportunidad. No cae bien, y por eso no somos capaces de ver que Pete es probablemente el personaje más leal de todo el conjunto. Realmente de esto no me di cuenta hasta el revisionado. O, más bien, no lo vi como una característica tan fundamental del personaje hasta ser más consciente del conjunto de la serie y de las veces que se le da la oportunidad de abandonar el barco y no lo hace. Y esta es precisamente una de las cosas que más llaman la atención del personaje y de la percepción que tiene la mayoría de los espectadores de él. Es un personaje que he discutido muchas veces, con muchas personas distintas, y uno de los comentarios habituales es que es la típica persona que no se lo pensaría dos veces antes de pegarte la puñalada. Y es curioso porque si algo ha ido quedando claro a lo largo de las temporadas es que Pete es justamente de los personajes menos dados a traicionar al resto. Aunque muchos de los otros disimulen sus traiciones con mentiras y palabras bonitas.

Pero en realidad dentro de la serie da igual su lealtad, porque seguirán sin tenerlo en cuenta. No valoran sus méritos, a pesar de que ha demostrado en más de una ocasión que sus ideas no son malas. Y no lo valoran, primero, por todo lo anterior, porque no es alguien que vaya automáticamente a caer bien. Y, segundo, porque realmente la propia existencia de Pete en ese universo no era más que una imagen. Lo compraron como un niñato con nombre que serviría de acceso a otros, y a pesar de todo, a pesar de que ha ido ganándose hueco y haciendo méritos, en ningún momento ha conseguido que la mayoría se quite del todo esa imagen. Y así es como nunca llega a ganarse el respeto que se merece, el respeto que al mismo tiempo busca desesperadamente. Para la gran mayoría, Pete sigue siendo ese niñato y nunca pasará de ahí.

De hecho, otra de las cosas que me llaman la atención es la de espectadores que mantienen también esa opinión de que es un niñato inmaduro. No puede ser un niñato inmaduro porque Pete es muchas cosas, pero precisamente en madurez gana con mucho a la gran mayoría. Uno de los principales rasgos de inmadurez es la incapacidad de uno para responsabilizarse de sus propios actos. Y si lo observamos a lo largo de la serie, Pete puede hacer muchas cosas que no nos gusten, pero esa incapacidad para aceptar su propia responsabilidad no es uno de sus problemas. Es muy consciente de cuáles son sus errores, es capaz de responsabilizarse de ellos. No echa la culpa a los demás por delante de a sí mismo. Y por eso no es inmaduro, ni un niñato.

Realmente Pete Campbell es muchas cosas. Es una colección de defectos, por supuesto, pero también es una colección de virtudes que ni los personajes ni los propios espectadores son capaces de apreciar muchas veces. Pete es, ante todo, una víctima de muchas circunstancias, un personaje roto, un personaje demoledoramente trágico. Y Pete Campbell es, sin ninguna duda, el gran héroe incomprendido de Mad Men.

¡Saludos!

PD: Terminé el otro día la segunda temporada de House of Cards (no me miréis raro, es que el parón de las series de USA da para mucho) y tengo que decir que me ha convencido más que la primera. Sigue sin ser una serie perfecta (aunque bastante recomendable), pero aquí le he visto menos altibajos. Y, sobre todo, consigue que conectes mejor con unos personajes que durante la mayor parte de la primera temporada resultaron demasiado fríos y robóticos.

13 feb 2014

Los pilotos de Amazon

Si el año pasado Amazon se inició en esto de la producción de series con Betas y Alpha House (no tengo mucha intención de ver la segunda por ahora, pero a tres episodios de acabar la primera, os puedo decir que me está encantando y que probablemente hable de ella en algún momento no muy lejano), este año han decidido volver a repetir la estrategia. Así, hace unos días pusieron los pilotos que tenían en cartera a disposición de todo aquel que quisiera echarles un vistazo. La cosa es que el año pasado no me vi los pilotos de Amazon, pero con eso de que este año estoy viéndome todos los pilotos que caen en mis manos (no preguntéis por qué, es una especie de challenge accepted que me ha llevado a tragarme bodrios como los pilotos de The Assets y House of Fools), decidí aprovechar el fin de semana para verme estos cinco pilotos, y la verdad es que en general mis impresiones son bastante positivas.

Para mí, de todos modos, hay un clarísimo ganador, aunque me da la sensación de que no será para todo el mundo. El piloto al que me refiero es el de Transparent que nos presenta una familia relativamente disfuncional (qué raro) y de la que no voy a decir mucho más del argumento porque casi es mejor dejar que te sorprenda, aunque literalmente el título no podría ser más claro. Series sobre familias disfuncionales hay muchas, claro está, pero aquí me ocurrió que nada más que con una o dos escenas ya me había atrapado en la dinámica de sus personajes. Y, sobre todo, todos ellos resultan lo suficientemente interesantes como para que quiera ver más.

También me gustaron bastante Mozart in the Jungle y Bosch. La primera nos mete en el mundillo de la música clásica de una forma original, interesantísima y con bastante gancho. Por su parte, la segunda no reinventa absolutamente nada, es una serie policíaca de las que últimamente salen hasta de debajo de las piedras. Pero lo cierto es que, aunque no nos dé nada nuevo, está lo suficientemente bien hecha como para poder resultar interesante para cualquiera al que le gusten las series de este tipo.

Por su parte, The Rebels me dejó un tanto indiferente. Se centra en una viuda que pasa a hacerse cargo del equipo de fútbol americano del que era dueño su marido y tiene momentos que funcionan y otros que no tanto. Pero en general es una dramedia simpatiquilla, aunque sin mucho más que aportar. Vamos, que no me pareció ofensivo ni nada, sino más bien que no descarto que en caso de que decidieran seguir adelante con ella, me olvidara de su existencia de aquí a entonces.

El piloto que sí que me pareció ofensivamente malo (aunque sé que hay gente a la que le ha gustado bastante) es el de The After, una especie de batiburrillo de elementos post-apocalípticos. Cierto es que a mí este tipo de series cada vez me llama menos, pero los clichés con patas que tiene como personajes, los diálogos que parecen escritos por un niño de primaria y la colección de situaciones absurdas que se acumulan en lo que dura el episodio tampoco ayudan. Y sí, admito que solté unas cuantas carcajadas (con el final, de hecho, me reí muchísimo), pero ni siquiera por eso seguiría con ella en caso de que le dieran luz verde. Es decir, para ver comedias involuntarias ya tengo The Following, que al menos tiene algunos personajes interesantes.

Ahora habrá que ver a cuáles de estas series les da luz verde Amazon, claro. Decisión en la que realmente asumo que las vistas y las opiniones de la gente jugarán un papel bastante pequeño, a pesar de lo que digan, pero bueno. Yo, por si acaso, cruzaré los dedos por Transparent y Mozart in the Jungle, que son las que de verdad quiero seguir viendo. Bueno, y por Bosch, que si soy sincera la seguiría encantada también.

¡Saludos!

PD: Últimamente no hablo mucho de ella por aquí, pero vaya pedazo de temporada que se está marcando otra vez Shameless, por seguir con eso de que cada temporada es mejor que la anterior. Y vaya pedazo de episodio el de este pasado domingo. Por supuesto, acabé completamente destrozada al verlo, y para mí eso siempre es un sí.

7 feb 2014

De paso por Newport

Hace unos meses decidí que iba siendo hora de enfrentarme a una de mis tareas pendientes de toda la vida (o casi) y empecé a ver The OC. Sí, lo sé, que, siendo como soy de esas que se tragan prácticamente cualquier serie con tramas adolescentes, no hubiera visto nunca más de dos o tres episodios de esta tiene delito. Y, sobre todo, parece hasta complicado, porque TODO el mundo ha visto The OC. Hasta mis amigos no seriéfilos pueden pasarse horas hablando de ella sin problemas. Pero el caso es que yo no, yo nunca la había visto. Qué le voy a hacer, fui una adolescente un poco rara. En fin, el caso es que la empecé hace unos meses sin tener realmente demasiada idea preconcebida sobre ella, porque de los dos o tres episodios que vi en su momento recordaba alguna escena suelta pero ya está. Y después de muchos altibajos, de periodos de necesitar poner un episodio detrás de otro, y otros en los que ver más de un episodio se me hacía una tarea casi imposible, acabé su última temporada el otro día. Y, con todo, me deja con bastante buen recuerdo.

Digo desde ya que tampoco la pondría ni de lejos dentro de mi lista de series favoritas, adolescentes o no adolescentes. Algo en lo que, de todos modos, probablemente influye el hecho de que la vea ahora y no con quince años (ya, ya sé que no es que sea mucho más madura ahora que entonces, que a mí los palos que me llevo por el camino solo me afectan a medias, pero algo sí que se nota). De hecho, no voy a decir probablemente, porque estoy totalmente segura de que mi opinión habría sido distinta de haberla visto entonces. ¿Que por qué? Pues porque lo que, in my opinion, hace a The OC un ejemplo raro y especial dentro del género es que mezcla muy bien un lado con corazón y "alma" y otro absolutamente mamarracho, loco y excesivo. Y puesto que el verla ahora y no hace unos años hizo que me fuera físicamente imposible sentir el más mínimo cariño por un personaje tan elemental en la serie como es Seth, la parte de la serie que depende de conectar emocionalmente con sus personajes hacía que para mí se quedara un poco coja.

Sí, habéis leído bien: durante dos temporadas y pico odié a Seth con todas mis fuerzas. Sé que es un personaje al que todo el mundo idolatra, pero a mí no me parecía más que un niñato consentido y egocéntrico que luego criticaba al resto por cosas que él hacía sin ningún tipo de vergüenza. Y el odiarlo a él hacía que su relación con Summer me aburriera mortalmente (ella, por su parte, me pareció un personaje totalmente irrelevante durante las tres primeras temporadas, por cierto, cosa que tampoco ayudaba). Menos problemas tenía con Ryan, que en general me parece totalmente entrañable desde la primera a la última temporada. Y lo mismo con Marissa, que con todos sus problemas, sus pataletas, sus dramas y demás razones por las que estoy segura de que mucha gente la odia, me despertaba siempre cierto cariño. Al fin y al cabo, los dramas y el egoísmo de Marissa tenían una justificación, algo que no ocurría con Seth más allá de que sus padres, que la serie intenta pintar como el ejemplo a seguir (cosa que a mí me obligaba a hacer unos rolleyes que ni Liz Lemon), le habían consentido todo y más. Así, durante buena parte de la serie el grupo principal de personajes quedaba demasiado desequilibrado para mí, que es la razón principal por la que nunca conseguirá colarse en mi lista de favoritas.

De todos modos, sí que puedo reconocerle una cosa en sus personajes: con todo lo mamarracha que es, se preocupó por hacerles crecer, por hacerles cambiar. Y desde que empiezan la serie hasta que acaba su camino en ella, todos son bastante distintos, al menos desde mi punto de vista. Todo esto no quiere decir que no valore también la parte más absurda y loca de todas sus tramas, conste. Es más, una cosa que valoro mucho y que me encanta en The OC es cómo no tienen ningún problema en hacer referencia constantemente a sus tramas más locas. Si vas a ser una serie con un lado mamarracho, qué menos que abrazarlo. 

Precisamente por eso de mezclar un lado con el que conectas y otro absolutamente mamarracho, la cuarta temporada es de lejos mi favorita, por mucho que a alguno le choque. De las dos primeras temporadas hubo cosas que me gustaron mucho, pero el factor Seth/Summer siempre era un punto negativo. Y la tercera casi que la borraría entera de mi memoria (salvo a Julie Cooper, claro. Pero es que Julie Cooper es lo mejor de toda la serie siempre). Pero en la cuarta me resultó mucho más fácil conectar con sus personajes, sus tramas me parecieron mucho mejor conseguidas y en general me pareció una versión de la serie mucho más centrada, crecida y mejorada. Quizá si toda la serie hubiera sido como la cuarta temporada, The OC se colaría en alguna de mis listas. Tal como está, de todos modos, me llevo buen recuerdo, aunque no la ponga entre mis favoritas.

¡Saludos!

PD: El otro día empecé a ver Betas y por ahora me llama lo suficiente para seguir. No es que haya visto mucho, pero entiendo a sus personajes y, sobre todo, me gusta cómo transmite la idea general detrás de la serie, esa de tener la necesidad de triunfar en algo y poner todo el esfuerzo del mundo en ello.

3 feb 2014

I dig it

Si me llegan a preguntar hace un mes, habría dicho que ni siquiera tenía claro si iba a ver American Idol este año. Después del HORROR (así en mayúsculas, no podría ser de otro modo) que fue la temporada pasada, de la cual no recuerdo ni quiénes fueron finalistas, la verdad es que se me habían quitado un poco las ganas. Y se me habían quitado las ganas aun teniendo en cuenta lo mucho que he vivido otras temporadas, el cariño que les acabé cogiendo a algunos concursantes y, sobre todo, la paciencia infinita que tengo para estas cosas. Pero claro, por mucho aguante que tengas, una temporada entera de gente random cantando baladas mal y siendo alabada por ello acaba con la paciencia de cualquiera. Aun así, decidí que después de los buenos momentos que me había dado el programa, tenía que darle al menos una oportunidad y luego ya si eso decidir si seguía o no. Al fin y al cabo, difícilmente iban a conseguir que fuera aún peor que la temporada anterior. Y, con la tontería, me alegro un montón de haberle dado esa oportunidad, porque los seis episodios que llevamos se me han pasado en un suspiro. Y, sobre todo, nos dejan bastante claro que la temporada tiene al menos bastante potencial, que no es poco.

Por primera vez en ni sé cuánto tiempo, se nota que este año han decidido ponerse las pilas e introducir una serie de cambios que le hacían muchísima falta al programa. El primero de ellos ha sido claramente un tono muy distinto para las audiciones. Si bien otros años siempre teníamos nuestras raciones de freaks e historias dramáticas, esta vez ni una sola nos han mostrado. Y se agradece, porque son cosas que en pequeñas dosis no molestan, pero que cuando dejan de ser la novedad y, sobre todo, cuando llevan el peso de los episodios, pueden convertirse en una auténtica tortura.

A cambio, nos han enseñado a un buen puñado de gente con más o menos talento, pero casi todos ellos con un nivel mínimamente aceptable. Lo que no significa que se hayan dedicado a mostrarnos solo a gente que llegaba a Hollywood, conste, porque justamente ahí está otro de los cambios de la temporada. Después de varios años en los que todos los jueces decían si alguien pasaba o no pasaba casi al unísono y sin ningún tipo de crítica constructiva, ahora de repente no siempre están de acuerdo. Y, sobre todo, argumentan sus opiniones de tal manera que estarás de acuerdo o no, pero no sientes la imperiosa necesidad de ponerlos en mute cada vez que abren la boca.

¿Más cambios? Pues que por lo visto el fracaso estrepitoso de la temporada pasada ha hecho mella y los productores han aprendido la lección: al público le gustan las guitarras. Que no es que sea nada nuevo (nada más hay que echar un vistazo a la lista de ganadores de ediciones pasadas), pero supongo que para asegurarse de que todo el mundo sepa que sí, que este año tienen guitarras, han dejado usarlas de acompañamiento en las audiciones, cosa que antes no era así. Y yo desde luego no me voy a quejar. Más guitarras habitualmente significa menos gorgoritos y menos acrobacias vocales, y teniendo en cuenta que hay pocas cosas que me saquen más de quicio que ese afán por cantar veinte notas donde debería haber dos, no podría estar más contenta. Aparte de que da para audiciones tan buenas como esta.

Claro que el cambio más llamativo (y el que yo personalmente agradezco infinitamente) nos lo encontramos con el nuevo grupo de jueces. Para empezar, quitarse de en medio al pesado de Randy (que, de todos modos y porque no pueden hacernos felices del todo, aparecerá más adelante haciendo algo así como de mentor, puesto en el que ya veremos si resulta tan molesto como cuando estaba de jurado o no) ha servido para quitarnos el peso muerto que eran sus opiniones vacías, sus patadas al diccionario y su estupidez general. Y cuando sustituimos ese peso muerto por un acierto tan tremendo como es Harry Connick Jr. necesariamente vamos a salir ganando con mucho. Admito que iba predispuesta a que me gustara Harry, pero ni yo esperaba que fuera a gustarme tanto. Por sí mismo, aporta conocimiento musical y sentido común, pero también muchísimo sentido del humor. Y, por si fuera poco, ha servido para revivir por completo a Keith, que la temporada pasada acabó estando apagadísimo y ahora vuelve a tener opiniones y, sobre todo, resulta divertidísimo cada vez que se pone a hacer el tonto con Harry. Pero es que hasta JLo, que nunca ha sido santo de mi devoción, está simpática y soportable, y hasta aporta un punto de vista (no técnico) que encaja bien en el conjunto.

Con todos estos cambios, al menos a mí han conseguido hacerme recuperar la confianza que tenía en el programa, y eso no es poco mérito. Por supuesto, aún es muy pronto en la temporada. Aún nos queda todo Hollywood, aún nos queda otra etapa intermedia que no tengo muy claro cómo irá este año y, especialmente, aún nos quedan las galas. Lo que evidentemente significa que mucho puede cambiar todavía y las promesas de estos primeros episodios podrían quedarse en nada. Pero por lo pronto me han dado lo suficiente para confiar en ellos, recuperar la ilusión y pensar que esta tiene muchas papeletas para convertirse en una gran temporada.

¡Saludos!

PD: Ya no me queda claro si hay que amar u odiar Girls, pero para mí sigue estando en lo alto de todas mis listas. Por ahora esta temporada me está gustando tanto como siempre, o más. Me encantan sus personajes, me encanta su honestidad, me encanta todo, absolutamente todo.

28 ene 2014

El frío del oro

Cualquiera que me conozca un poco sabrá que soy bastante alérgica a todo episodio que dure más de una hora. Sé que es problema mío y de nadie más, pero al pasar de los sesenta minutos (de hecho, habitualmente algo antes) tengo serios problemas para mantener cierto nivel de atención y no me entero de absolutamente nada, con lo que tengo que programar pausas cada vez que veo un episodio más largo. Por eso, que Discovery Channel decidiera emitir Klondike en tres episodios de hora y media larga en vez de los seis más cortos en los que se suponía que tenía que haberla emitido, me tiraba un poco para atrás. Si a eso le añadimos que el tema en sí tampoco me interesaba especialmente, la verdad es que pocas ganas tenía de echarle un vistazo, y ni de lejos me había planteado verla entera. Pero precisamente por eso para mí tiene aún más mérito que la miniserie consiguiera llamarme la atención lo suficiente como para dejar de lado todos esos inconvenientes y vérmela entera a lo largo de este pasado fin de semana.

La miniserie sigue a Bill Haskell (el guapérrimo Richard Madden), que decide al acabar sus estudios irse a la aventura a buscar suerte y fortuna con su mejor amigo, camino que los lleva al territorio canadiense de Yukón, una de las últimas zonas donde se vivió la fiebre del oro. Y así en general, pues me pareció muy clásica en su planteamiento, pero dicho en el mejor sentido de la palabra. Porque esa forma tan clásica de contar esa historia hace que resulte bastante entretenida, incluso a pesar de los episodios tan condenadamente largos.

Ayuda también, claro, que los personajes estén lo suficientemente conseguidos como para que nos importe lo que les pasa y, aunque a veces Bill se pase de bueno buenísimo, y el personaje de Tim Roth se pase de malo malísimo, no es algo que chirríe. Y ni siquiera está tan llevado al extremo todo el rato. De hecho, Klondike hace un esfuerzo por mostrarnos cómo, a pesar de que el lugar, la avaricia y todo lo que va asociado a ello, sacan a menudo lo peor del ser humano, también quedan otros matices y otros aspectos que muestran que no todo está perdido. A pesar de todo, la miniserie se las apaña para mostrarnos ambos aspectos al mismo tiempo, a menudo en los mismos personajes. Es por eso mismo que la escena de un funeral un tanto curioso que ocurre en el último de los tres episodios me pareció tan maravillosa, porque resume especialmente bien esa mezcla de lo peor y lo mejor del ser humano que refleja la historia en sí.

Claro que personajes aparte, si hay algo que de verdad merezca la pena de Klondike es esa ambientación tan estupenda que tiene, con unos paisajes que son una verdadera gozada. Y lo digo yo, que habitualmente no les suelo dar prioridad a estas cosas, pero de verdad que son una auténtica maravilla.

Con todo, lo cierto es que no, probablemente no estemos ante la mejor miniserie de la historia de la televisión, pero tampoco intenta serlo. Lo que intenta ser es algo correcto y muy entretenido, que además se nota bien hecho. Y lo que intenta lo consigue de sobra, que no es poco.

¡Saludos!

PD: Ayer descubrí la existencia de Uncle, una comedia británica que empezó hace poquito (llevan tres episodios emitidos ahora mismo) y que va, literalmente, sobre un tío y su sobrino. Dicho así no parece gran cosa, pero la verdad es que los dos episodios que llevo vistos me han gustado mucho, y tiene un humor un poco suyo, pero a su manera resulta hasta entrañable. Y el niño es lo mejor de la vida, he dicho.

19 ene 2014

Sobre mi maratón british

Como ya comenté, la temporada pasada decidí aprovechar el parón navideño para echarles un vistazo a todas las series británicas que había ido acumulando a lo largo de los meses anteriores. Por eso de que, con toda la acumulación de series que hay últimamente, yo suelo acabar dejando las británicas apartadicas a un lado para más adelante, quizá porque al ser de temporadas más cortas, siempre es más fácil colarlas en pequeños parones y no tirarse seis meses para ver una temporada entera. Ese parón navideño me hizo descubrir varias joyitas y, en general, hizo que me lo pasara estupendamente, así que decidí convertirlo en una nueva tradición. Y por eso estas navidades decidí hacer lo mismo, aunque tenía tantas cosas pendientes que al final hasta extendí un poco el plazo y hasta ayer no acabé con todas las que me había propuesto ver. Y, aunque ahora voy a hablar un poquito de cada una de ellas, ya puedo decir que en general vuelvo a decir que mi maratón british ha sido un éxito y que de todo lo que tenía previsto ver, solo ha habido una serie que no me ha convencido (y que, de hecho, ni seguí más allá del primer episodio, de la pereza que me daba). Por lo demás, encantadísima con todos mis nuevos descubrimientos (que sí, que descubrimientos para mí, que sobre algunas me llevaban dando la lata meses).

Por empezar con lo que quiero quitarme de en medio antes, lo primero que voy a decir es que para mí By Any Means es un no como una casa. No me pareció espantosa tampoco (o no me lo pareció lo poco que vi), pero sí tan profundamente irrelevante que no me vi con ganas de seguir. Lo cierto es que ya de entrada me llamaba poco, pero le tengo cariño a Warren Brown, así que le di una oportunidad. Y nada, no me aportaba nada. No tengo nada en contra de los procedimentales siempre que me aporten algo o al menos me entretengan mucho, pero como este no hacía ninguna de las dos cosas, tampoco seguí. Si alguien lo hizo y es capaz de decirme que mejora, igual me la apunto para más adelante, pero por ahora prefiero olvidarla para siempre. Pero realmente ese es el único drama que no me convenció de todos los que vi, y vi unos cuantos, así que no es mal ratio.

Otra con las que no las tenía todas conmigo hace unas meses era Broadchurch, no por nada, sino porque llevaba tal saturación de series de ese tipo que simplemente había completado el cupo. Pero dejando pasar los meses, la empecé en el momento adecuado y acabé bastante contenta con ella. No es la mejor serie que he visto jamás (de hecho, la pondría al final de la lista del resto de esta tanda), pero está bastante mejor que correcta. Tiene una buena ambientación, unos personajes creíbles y coherentes, un caso que se resuelve de forma relativamente sencilla (algo que anoto como positivo, por eso de no caer en giros surrealistas) y buenas interpretaciones, con Olivia Colman merendándose la pantalla constantemente. Sin movernos mucho del tema de asesinatos y demás, pero yéndonos a los asesinos en serie (que también están de moda), le eché un vistazo a The Fall y esta ya sí que me pareció de sobresaliente. Me pareció una serie inteligente que hace un retrato fascinante tanto de la detective como del asesino, sin tomar al espectador por idiota. Y además tiene a Gillian Anderson y a Jamie Dornan siendo ambos condenadamente atractivos para reafirmarme completamente en mi bisexualidad. Pues eso, muy recomendable. Cambiando un poco de tercio, aproveché también para conocer a Martha Costello y enamorarme de ella, pero como sobre Silk ya hablé largo y tendido aquí, poco más voy a deciros sobre ella, más allá de que TENÉIS que verla. Claro que si hablamos de series que me enamoraron, podría pasarme horas hablando sobre My Mad Fat Diary, que tiene tal colección de personajes entrañables y entendibles (empezando por su protagonista) que me ganó ya con el primer episodio. Cierto es que sobre esta me había avisado todo el mundo, así que culpa mía no haberla empezado antes, porque merecía todo el hype y más. Pero oye, al haber esperado tanto para verla salgo ganando, que tengo que esperar menos para la segunda temporada. Y menos mal, porque no hace ni un mes que acabé la primera temporada y ya los echo muchísimo de menos a todos, que necesito mi dosis de series entrañables y especiales. Categoría en la que, por cierto, también entra Last Tango in Halifax. Admito que me costó un poco entrar del todo en ella, de tal manera que los primeros episodios se me hicieron un tanto eternos. Pero acabé pillándole el punto y, aunque la historia de amor de los abuelos a pesar de parecerme muy mona tampoco me dice más, me ganaron completamente los personajes de las hijas (enormes Sarah Lancashire y Nicola Walker), que son profundamente complejos y sencillos a la vez. Y así la serie me ganó del todo y he acabado contentísima con sus dos temporadas.

En el ámbito de las comedias he visto un poquito menos, pero todo cosas que merecen mucho la pena. Lo primero de todo, le eché un vistazo a The Wrong Mans y, una vez entré en su humor, me lo pasé estupendamente con ella. Y me recordó tantísimo a todo lo que me encantaba de Bored To Death que le diría a todo el que eche de menos la serie de la HBO, que le eche un vistazo, que probablemente le guste tanto como a mí. También aproveché para verme A Touch of Cloth, que con eso de que sus dos temporadas tienen solo cuatro episodios en total, me la vi en una noche, después de que llevara meses y meses en mi lista de pendientes. Y lo que me reí con ella no puede ser ni medio normal. Su humor absurdo, su reírse de todos los clichés de series y películas y su soltar un chiste detrás de otro la convierte en un SÍ tremendo. Eso sí, para mi gusto, mejor la primera temporada que la segunda, quizá porque ese tipo de caso se presta más a chistes menos vistos que el de la segunda temporada. Y para terminar, he estado estos días viendo London Irish, que es justamente la que acabé ayer y que, al igual que las otras dos, me ha encantado. Esta serie, que va sobre un grupo de amigos irlandeses que viven en Londres, aun siendo diferente tiene un poco ese aire cafre y burro de IASIP, si estamos por eso de hacer comparaciones, así que al que le guste ese tipo de humor se la recomiendo encarecidamente. A mí, por supuesto, me encantaron sus locuras y sus idas de olla, y me reí un montón con ellos, que era justamente lo que buscaba.

Y ese ha sido mi maratón británico. Así haciendo balance, han caído bastantes series que además me han convencido de sobra, así que ha cundido bastante. Pero al mismo tiempo me he dejado bastantes aún en la lista de pendientes, así que no descarto volver a hacer otro mini-maratón más adelante.

¡Saludos!

PD: Vistos los dos primeros de la nueva temporada de American Idol y por ahora me están dando lo suficiente como para seguir viendo hasta nuevo aviso. Muchas guitarras por todas partes (que no a todo el mundo le gustará, pero para alguien tan alérgica como yo a las acrobacias vocales es buena señal), buen rollo en el jurado y Harry Connick Jr como voz de la razón como norma general. Por ahora compro, y espero que no sean todos espejismos del comienzo de temporada.

16 ene 2014

Los lunes de ABC Family

A lo largo de los últimos años, me he ido haciendo cada vez más fan de ABC Family. Siempre me ha gustado el género teen, conste, así que en ese sentido no es ninguna sorpresa. Pero mientras que la CW me ha ido perdiendo poco a poco a base de hacer cosas cada vez más frías y artificiales (obvias excepciones aparte, claro), con la ABC Family me ha pasado lo contrario. Poco a poco me he ido enamorando más de sus dos vertientes (porque tiene dos, muy claras además). Por un lado, está el mamarrachismo puro que viene de la mano de Pretty Little Liars, que es tan parodia de sí misma (y tan consciente de que lo es) que son fácilmente de los cuarenta minutos más entretenidos de mi semana televisiva. Y luego está la rama más entrañable, la que tiene, por decirlo de algún modo, más corazón. En ella entran series con las que vas conectando, que construyen a sus personajes y tramas con cariño y con cierta coherencia. Y, sin tener nada en contra de la rama mamarracha, es de la rama entrañable de la que quiero hablar hoy. Porque precisamente pertenecen a ella dos de las series a las que más cariño les tengo ahora mismo, y que comparten noche los lunes: The Fosters y Switched At Birth.

Cuando se estrenó The Fosters este verano pasado, la empecé con bastantes ganas y, si bien no empezó siendo lo mejor del universo, sí que lo hizo poniendo todas las piezas necesarias para formar una base sólida. Y poco a poco, episodio a episodio, fue creciendo. Quizá no de un modo completamente obvio, al menos no en el momento (aunque los episodios por sí mismos a mí al menos se me hicieron muy agradables de ver, y les cogí suficiente cariño a todos como para querer seguir con la serie), pero sí de tal modo que al volver el otro día del parón, consigue que nos importe lo que les ocurre. Y, sobre todo, que entendamos las razones de cada personaje para actuar como lo hace, o para haberlo hecho en episodios anteriores.
Esto resulta especialmente llamativo en el caso de Callie, porque a pesar de ser uno de esos personajes que están destinados a estar en el centro de buena parte de los problemas y dramas de toda serie adolescente, no resulta antipática. Y no resulta antipática porque entendemos por qué hace lo que hace, que sus razones tienen más de buenas intenciones y circunstancias entendibles que de rabieta adolescente (de hecho, no tienen nada de rabieta adolescente). Es una chica coherente y sensata a pesar de todo, y a mí con eso me tienen ganada, porque aporta una cercanía a la serie que se agradece, aunque al mismo tiempo nos acerque tanto a los personajes que nos hace sufrir (este episodio de regreso a mí me partió el corazón, por ejemplo).
Y Callie es solo una parte, claro, y probablemente ni siquiera sea mi favorita, aun con todo lo que me gusta. Personalmente, adoro la relación de Lena y Stef, y Jude es probablemente el niño televisivo más adorable que existe ahora mismo. Me tienen encantada con la dinámica familiar general e incluso los mellizos me acabaron ganando. Así que teniéndolo todo en cuenta me parece que voy a disfrutar muchísimo de esta segunda parte de su primera temporada, que ya empieza un par de escalones por encima de una primera parte que fue bastante mejor que digna.

Otra serie con la que tengo muy claro que voy a seguir disfrutando como una enana es con Switched at Birth, claro, que volvió el mismo día que The Fosters con su tercera temporada. De esta serie ya he hablado (y ya la he alabado) mucho por aquí, pero es que para mí es una serie muy especial. Es una serie muy especial porque me hace conectar con prácticamente todos sus personajes de una forma que muy pocos consiguen. Son personajes a los que les he visto crecer delante de mis ojos, a los que he visto meter la pata y acertar de vez en cuando, emocionarse e implicarse de una manera que resulta hasta contagiosa.
La temporada, por cierto, empieza muy bien, y ya desde el primer episodio consiguieron que me implicara muchísimo con Bay, Daphne, Toby e incluso con Kathryn. Todos ellos tienen más o menos tramas enfocadas para esta temporada, y todas ellas pueden dar bastante de sí. Teniendo en cuenta lo bien que ha sabido esta serie aprovechar el potencial de distintas historias en el pasado, me quedo con muchas ganas de ver el viaje de todos ellos a lo largo de los próximos episodios.
Añadimos a esto, por cierto, dos fichajes que a mí por ahora me tienen encantada. Por un lado tenemos a Max Adler, al que le tengo cierto cariño por sí mismo (no tanto por Glee, aunque no me disgustaba ahí, sino porque sé que colabora mucho con la MDA para la concienciación sobre la distrofia muscular y para recaudar fondos, y como es un tema que me toca muy de cerca, pues le tengo cariño por eso. Soy simple, ya lo sé), pero que además interpreta a un personaje cuya descripción no prometía demasiado, pero que ha demostrado con un par de escenas en este primer episodio que puede resultar muy interesante, tanto él como su dinámica con Bay. Y, por otro, tenemos a RJ Mitte (más conocido por pasarse la vida desayunando en Breaking Bad), que interpreta a un chico en silla de ruedas que entra en la vida de Daphne, y que ya en este primer episodio ha demostrado que encaja perfectamente en una serie que hace mucho por dar visibilidad a las personas con discapacidad de la manera más orgánica, cercana y coherente del mundo. Así que ya digo, por ahora la temporada promete estar muy bien, y yo encantada, claro. Y, por si no estaba lo suficientemente enamorada de la serie, el otro día anunciaron que van a hacer un episodio especial de esos que hacen de vez en cuando, esta vez centrado en el baile, con lo que parece que están haciendo la serie específicamente para mí.

Entre ambas series, los martes vuelven a ser uno de mis días favoritos, y creo que va a seguir siendo así durante todo lo que queda de temporada.

¡Saludos!

PD: Ha vuelto American Idol y después del HORROR de la temporada pasada, voy sin ningún tipo de expectativas. A ver si consiguen sorprendernos, que aunque no tenga expectativas, tengo al menos un poquito de confianza, y Harry Connick Jr. sobre el papel es un SÍ como una casa. En cualquier caso, asumo que escribiré algo sobre mis primeras impresiones de la temporada en algún momento.

12 ene 2014

Welcome back, Community

Con Community la temporada pasada fui una de esas personas que se mantuvieron relativamente optimistas durante todo el tiempo posible. No me gusta cerrarme de entrada a cambios que no sé cómo van o no a funcionar, y por eso preferí no pensar que la salida de Dan Harmon de la serie iba a ser el fin del mundo sin darles la oportunidad de demostrar que no lo iba a ser. Por eso, comencé dándoles margen y continué dándoles margen durante un buen número de episodios y por eso puedo decir que me dolió un poco que aun así me decepcionara.

Vaya por delante que, incluso con esa decepción que digo, no pienso que la cuarta temporada de Community fuera lo peor que se ha emitido jamás en televisión, ni mucho menos. De hecho, en teoría había cosas que deberían haber funcionado. Se esforzaron, de verdad que lo hicieron, y de verdad que creo que pusieron todo el empeño del mundo y muy buenas intenciones en intentar no decepcionar a los fans de la serie. Es decir, tuvieron algunas ideas originales, referencias y todas esas locuras que nos encantan a los que seguimos habitualmente la serie, ¿no? Pero la cosa es que se sentía distinta, y lo era. Lo era porque habían capturado muy bien el envoltorio de la serie, pero se habían olvidado de poner algo dentro. Y así fue como poco a poco fui perdiendo interés en la serie, hasta el punto en que me daba realmente igual lo que pasara con ella. No la odiaba, que quede claro, pero tampoco sentía por ella el cariño que le tenía antes. Y esa indiferencia absoluta es lo peor que le puede pasar a alguien con una serie.

Soy también muy consciente, ojo, de que las tres temporadas anteriores, con Dan Harmon al mando, no habían sido ni mucho menos perfectas. De hecho, si hay algo que caracterice a la serie es que es bastante irregular, en parte debido a sus constantes intentos de hacer cosas diferentes (como todo el mundo sabe, cuando te pasas la vida intentando hacer cosas diferentes, a veces salen muy bien, a veces salen sin más, y otras veces salen muy mal), pero esa irregularidad es algo que para mí siempre quedaba en segundo plano. Primero, porque cuando acertaba, lo hacía por todo lo alto. Y, segundo (y mucho más importante), porque incluso aquellas veces en las que los experimentos no le salían tan bien, era una serie que tenía en cuenta a sus personajes, que los convertía en las menos caricaturescas de todas las caricaturas posibles. Era una serie que trataba con cariño a sus personajes a su propia manera, y eso hacía que el envoltorio (las referencias, locuras varias y demás ideas que se les iban ocurriendo) no se quedase en una cascara vacía, porque todo ello tenía un cierto fondo que hacía que todo encajase de algún modo.

Me gustaría decir que siempre he sido consciente de esto, pero no es así. Realmente, no acabé de verlo hasta bien entrada la tercera temporada (y ya entonces me encantaba), y no fui dolorosamente consciente del todo de ello hasta que la cuarta temporada me hizo ver lo que sería la serie sin ese "algo" que era en realidad lo que me había ganado. La cuarta temporada llevó a los personajes a unos extremos vacíos que me hicieron echar de menos esos extremos con su propio sentido a los que los habían llevado antes. Y se convirtió en la peor versión de sí misma, a pesar de todas las buenas intenciones.

De todos modos, y como ya he dicho, no fue una temporada espantosa y sin salvación posible, y eso hace que con tres episodios (bueno, realmente uno, si me preguntan) haya bastado para devolverme toda la ilusión que había ido perdiendo. Esta temporada sí que se siente como la Community de siempre, con todo lo bueno y todo lo malo que eso supone. La Community que al menos yo quiero ver. Y nada me hace más feliz que darme cuenta de que de repente vuelvo a estar deseando cada semana tener un nuevo episodio.

¡Saludos!

PD: Estoy volviendo a ser buena (o loca) y me estoy viendo todos los pilotos, así que como para algo me tiene que servir voy a aprovechar el resto de las postdatas para clasificarlos según los colores del semáforo, porque clasificar cosas es ordenarlas y TODO en esta vida debería estar ordenado.
PD2: En el color rojo tenemos primero The Assets, que es tan lo peor que en realidad no debería tener ni color. La acompañan Killer Women, que no tenía claro que debería haber sido una mamarrachada que no se tomara en serio, e Intelligence, aunque sea porque me pareció el colmo de la vagueza por eso de ser incapaz de molestarse en añadir nada que no hayamos visto mil veces antes.
PD3: En ámbar tengo dos de las que aprecio su existencia, pero que simplemente creo que no son para mí. Por un lado está The Spoils of Babylon, en la que me reí con un chiste de cada veinte y que me recordó por qué no aguanto a Kristen Wiig, pero que entiendo por qué puede gustar. Y por otro lado está Helix, que cualquiera que me conozca entenderá que se me cerrasen los ojos a los pocos minutos, pero que realmente tiene un punto de partida que puede dar de sí.
PD3: Y por último en el verde pongo a Enlisted, que me pareció estupenda. Entrañable y divertida a partes iguales, y de todas ellas la única con la que me quedo sin dudarlo.

4 ene 2014

Adoremos a Martha Costello

Siguiendo con eso que empecé la temporada pasada de aprovechar el parón navideño para echar un vistazo a todas esas series británicas que por un motivo o por otro he ido dejando aparcadas y pendientes para más adelante, he descubierto varias joyitas. Y si bien ahora mismo no voy a ponerme a hablar de todas ellas (supongo que haré un pequeño resumen de mis impresiones sobre todas ellas en unas semanas, que aún quiero verme otras dos o tres más), sí que me apetecía hablar un poco sobre una en concreto, Silk, de la que se habla mucho menos de lo que se debería. Y que además estoy convencida de que, si pasara un poquito menos desapercibida y se hablase un poco más de ella, ganaría unos cuantos fans incondicionales por aquí.

Silk es un drama de abogados, pero al ser una serie británica, simplemente el punto de partida ya resulta interesante, aunque sea solamente porque estamos acostumbrados a la representación del sistema de justicia made in USA en las series, pero en Reino Unido la cosa es bastante distinta. No voy a entrar en explicar un poco cómo funciona todo el sistema porque aún sigo sin entenderlo completamente (aunque más o menos, lo suficiente para entender la serie, sí) y porque sería mucho, aunque sí que voy a decir que el título de la serie viene del máximo rango de los abogados británicos, al que aspira nuestra protagonista. Pero aun sin explicarlo ya os podéis hacer una idea de lo distinto que es a lo que estamos acostumbrados a ver, y que entre otras cosas, además, resulta en que es posible ver a dos abogados del mismo bufete enfrentarse en un juicio. Y muchas cosas más, claro.

Pero no es en lo único que se diferencia. Los casos, de los que evidentemente depende buena parte de la serie, a veces están muy acertados y otras un poco menos, pero en general están llevados de forma bastante coherente. Para empezar, nada más arrancar la serie se alejan todo lo que pueden de esa imagen tan bonita en algunas otras series en las que toda persona que necesita un abogado defensor no ha roto un plato en su vida, o si lo ha hecho ha sido de forma bonita y graciosa (no en todas, está claro, pero en muchas sí que parece ser la norma). Martha es muy consciente de cuál es su trabajo, de que no siempre es justo. Todo el mundo tiene derecho a un abogado decente, y cuando decimos todo el mundo, eso incluye a aquellos que para muchos entrarían en la categoría de monstruos. Claro que no son estos sus únicos clientes, sino que a lo largo de los episodios nos vamos encontrando con distintas personas en circunstancias muy diferentes, que por una razón u otra han acabado en situaciones en las que sería mejor no estar. A los matices de todos estos clientes le añadimos algún caso de lo más interesante (el del segundo episodio de la serie, por ejemplo, en el que vemos cómo Martha acribilla a preguntas a una víctima de una violación sin pestañear, aun siendo conscientes de que tener que hacerlo la está destrozando por dentro) y la serie ya nos da muchísimas razones para verla en este apartado.

El ambiente del bufete, esa curiosa combinación de sensación de ser todos una familia y al mismo tiempo estar esperando para clavarle un cuchillo en la espalda al de al lado cuando menos se lo espera, no es algo muy distinto a lo habitual en las series de este tipo (las series de este tipo bien hechas, quiero decir), pero eso no quita para que también esté bien construido y con unos personajes que funcionan bastante bien. Aunque, eso sí, mucho mejor en la segunda temporada que en la primera.

Claro que si hay algo que hace especialmente grande a Silk, ese algo es necesariamente su protagonista, la gran Martha Costello. Idealista y al mismo tiempo profundamente realista y consciente de cómo funciona el mundo en general y su propio pequeño universo en particular. Honesta, coherente, dulce y al mismo tiempo implacable. Esa es Martha Costello, interpretada por una Maxine Peake que está especialmente impresionante en el papel (yo la conocía por la Shameless británica, y la verdad es que me quedé a cuadros al descubrir que era la misma persona que hacía de la vecina de los Gallagher en las primeras temporadas de la serie), nuestra protagonista. Nuestra heroína, pero heroína de verdad, de las que no juzgan, de las que entienden, de las que son conscientes de quiénes son. Es un personaje tan absolutamente complejo y a la vez tan sencillo y cercano que en los doce episodios que lleva emitidos la serie se ha convertido en una de mis protagonistas favoritas, punto. No ya de series de abogados, no ya protagonista femenina, no. Es una de mis protagonistas favoritas en todas las series que he visto a lo largo de mi vida, hasta ese punto me gusta.

Silk es una de esas series que me parece fascinante que no vea más gente y, sobre todo, que sea una de esas series de las que no habla más gente. Sobre todo teniendo en cuenta que The Good Wife es una serie tan adorada (y con razón, ojo). Porque la cosa es que, aunque ambas series se parezcan como un huevo a una castaña a efectos prácticos, sí que existen algunas similitudes cuando hablamos de ellas. Ambas tienen casos interesantes, ambas tienen movimientos internos similares en sus bufetes y ambas están protagonizadas por mujeres (eso sí, aunque como personajes me encanten ambas, como persona prefiero mil veces a Martha antes que a Alicia, que quede claro). El parecido realmente no va más allá de eso, claro, pero es casi imposible no pensar en Silk como la respuesta británica a The Good Wife. Y es por eso que creo que debería ser una de las imprescindibles. Y que, de hecho, lo sería de no ser porque por la razón que sea, pasa tan injustamente desapercibida.

¡Saludos!

PD: La última vez que hablé de Parenthood, dije lo descontenta que estaba con esta temporada, pero el episodio de esta semana, aun teniendo sus fallos, me hace recuperar la esperanza. Parece ser que una vez olvidemos todo el fiasco de las elecciones, la serie va a volver a ser lo que era. Y que va a regalarnos cosas tan absolutamente maravillosas como la amistad de Hank y Max.

2 ene 2014

Thank you, Treme

Hay series que simplemente son muy difíciles de recomendar. No porque sean malas o porque por el motivo que sea no merezcan la pena, no, sino porque se hace muy difícil hacer entender a alguien que no las ve qué es lo que las hace tan especiales. Treme es una de esas series. Lo fue quizá ya antes de comenzar a emitirse y lo ha seguido siendo año tras año, temporada tras temporada. Hasta que al final somos unos pocos los que nos hemos despedido de ella. Claro que los pocos que somos hemos sufrido, nos hemos alegrado y, en general, la hemos vivido como si fuéramos muchos.

Pero es precisamente eso lo que hace que sea tan difícil de vender. No es una serie que se explique, que se entienda de forma racional. Es una serie que se vive. Que, por cursi que quede decirlo, se siente. Poco a poco y sin darnos cuenta casi, nos fue metiendo en la vida de todos sus personajes, en su día a día. Nos enseñó a quererlos casi sin intentarlo, y así nos encontramos, cuatro temporadas más tarde, dándonos cuenta de que es muy difícil que no sintamos algún tipo de cariño por todos y cada uno de estos personajes. Y son muchos, pero no importa. Los queremos a todos.

Personalmente, siento mucha debilidad por Annie y por Delmond (por este último especialmente gracias a estas últimas temporadas), pero a su manera todos se han ganado mi cariño, incluyendo aquellos que de entrada parecía que lo iban a tener más difícil (sí, Davis, te miro a ti). Pero es que ahí está la gracia de Treme. No es una serie que intente contarte una cosa concreta, un hecho concreto. No tiene una historia concreta, con su principio y su final. Es una serie que te sumerge en el día a día de varias personas, personas que tienen sus virtudes y sus defectos, y a las que acabas conociendo tanto que las quieres tanto por los primeros como por los segundos.

Esto que nos pasa con sus personajes, de todos modos, es exactamente lo que nos pasa con la propia ciudad de Nueva Orleans de después del Katrina, a la que nos trasladamos sin esfuerzo en cada episodio a través de la pantalla. La ciudad, que al fin y al cabo no deja de ser un personaje más de esta serie tan única, tiene también sus virtudes y sus defectos, su lado bonito y su lado más feo. Y episodio a episodio lo abrazamos todo y nos enamoramos de ella. Vamos conociendo la ciudad a través de sus personajes, de sus costumbres y, sobre todo, a través de la música (esta canción de Steve Earle lo dice todo) y todo lo que vamos conociendo de ella nos enamora sin remedio.

Por todo esto, pues ocurre justamente lo que comentaba antes. ¿Cómo es posible explicarle a alguien qué es lo que tiene esta serie que hace que de verdad merezca la pena si no es algo que pueda explicarse? No es fácil, porque es una serie que hay que vivirla, es una serie en la que hay que entrar para entenderla, para sentirla. Y una vez que entras en ella, es prácticamente imposible que te deje indiferente. A mí, desde luego, no me ha dejado indiferente. Más bien es una serie que me ha hecho sufrir y alegrarme por las situaciones más simples y cotidianas, que de tan sencillas y cercanas consiguen llegarnos tanto que yo al menos creo que recordaré siempre con cariño estas cuatro temporadas. Y así, cuatro temporadas más tarde y muchas emociones después, solo puedo decir dos palabras: gracias, Treme.

¡Saludos!

PD: El otro día estuve comentando con alguien si era o no justo decir que objetivamente Treme no era mejor que The Wire, y llegué a la conclusión de que ni es justo ni es cierto. Realmente creo que son dos series muy distintas (y que al mismo tiempo tienen puntos fuertes muy similares), pero igualmente buenas. Y me explico: siendo las dos grandes series (in my opinion), bien construidas y que te hacen empatizar con sus personajes sin despeinarse, ambas tienen cosas que las hacen especialmente buenas y que sitúan a una por encima de la otra en un aspecto. Por ejemplo, The Wire brilla en una trama y una historia central que Treme ni tiene ni busca. Y, sin embargo, Treme brilla a través de unos personajes femeninos que The Wire jamás consiguió reflejar del todo. Teniendo todo esto en cuenta, de todos modos, ahora mismo ambas compartirían el puesto de mi serie favorita de todos los tiempos. Así de buenas me parecen ambas.