29 mar 2008

Juno


You're a part time lover and a full time friend
The monkey on you're back is the latest trend
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you


Después de mucho dar el coñazo sin que nadie quisiese ver Juno conmigo, ayer por fin conseguí verla (y en V.O. :P). Decir que la película me encantó, que es simpática, entretenida y agradable. Ellen Page borda el papel de Juno, que a su vez es un personaje genial. Los diálogos son simplemente perfectos y se pasa el tiempo volando.
Ya lo digo, me ha encantado la película. Y, además, me he obsesionado con la pedazo de banda sonora ^^.

¡Saludos!

27 mar 2008

Reflexiones sobre animalitos enjaulados :P

A veces, la niña va al zoo. La niña mira a los animales encerrados en sus jaulas. Y los animales la hacen sonreír. Los animales son divertidos y extraños y la niña se lo pasa bien viéndolos saltar de un lado para otro.

Algunos van corriendo hacia ella, buscando llamar su atención. Y lo consiguen, vaya si lo consiguen. La niña quiere jugar con ellos. Y ellos quieren jugar con ella y que ella ría tan alto que ahogue el ruido de la ciudad.

Enormes leones pasean delante de ella. Ella quiere tocarlos, peinarlos como si fuesen una de sus muñecas. Quiere bañarse con esos pingüinos tan graciosos. Quiere jugar con ellos. Y ellos están encantados y son felices cuando la niña ríe con sus pasitos torpes. La serpiente disfruta mostrando una sonrisa amenazadora. Es peligrosa. La niña la mira embelesada y la sonrisa del reptil se vuelve más brillante. Una tigrilla se esconde detrás de las rocas. La niña la ve y sonríe fascinada. ¡Es tan fascinante que estos pequeños animales se escondan de sus ojitos vivaces!

Pero su favorito es un mono de pelo dorado. El mono la sigue a lo largo de las rejas que lo separan de ella. Y juega con ella, la sigue, baila en círculos. Y es feliz cuando ella lo mira con agrado y deja que una sonrisa, mezcla de inocencia y mala idea, ilumine su pequeño rostro.

Pero, un día, otra niña aparece. Es una niña saltarina cuya sonrisa y grititos de alegría superan con creces a los de la primera. Y todos los animales, fascinados, corren hacia ella. Bueno, no todos. La tigrilla se esconde de nuevo y lanza miradas de advertencia a aquellos ojitos que no la dejan en paz. Y el monito sigue a la primera niña, ahora triste, una y otra vez, intentando animarla. Y juega y baila y hace monerías. Pero la niña no sonríe. La niña quiere que los otros animales vuelvan. Quiere que la gente se vuelva y la mire cuando juega con los animalitos. Y ya nadie la mira. Los otros miran a la segunda niña, la de los grititos alegres.

El monito hace mil monerías intentando consolarla. Grita y salta. Juega y baila. Pero a la niña no le importa y lo mira con desdén desde fuera de la jaula. La tigrilla observa desde lejos, escondida en su pequeño rincón. Le apena el pobre monito. A punto está varias veces de echarle un jarro de agua fría por encima, de decirle que espabile. Pero sabe que al monito le daría igual. Y, de todos modos, es muy libre de seguir saltando y bailando para la primera niña.

Un día, la segunda niña se marcha. De nuevo, la primera niña se convierte en la reina del zoo. Todos los animales, excepto la tigrilla, que, después de un cordial saludo, sigue escondiéndose en su rincón, vuelven a seguirla por todo el zoo. Y ella es feliz.

Pero el monito ya no le interesa. De todos modos, él siempre la seguirá, allá donde vaya. No tiene que preocuparse por él.

Sin embargo, el monito se ha cansado. Y aunque a veces quiere seguirla, se queda a un lado y juega con otros niños. Sabe que tal vez vuelva a seguir a la niña de las sonrisas. Pero qué se le va a hacer. Ahora prefiere observar cómo se olvida de él.


Y es que, a veces, no somos más que animalitos enjaulados. Unos son unos presumidos leones. Otros, un monito cariñoso. O una tigrilla, o una serpiente.
Algunos, en vez de simples animales enjaulados, son una niña sonriente (y no estaría bien decir que una niñita sonriente, llena del deseo de que otros observen desde fuera (desde el exterior de su jaula) sus alegres movimientos, es exactamente otro animalito enjaulado).

Quien quiera darse por aludido, es muy libre de hacerlo :P.

¡Saludos!

26 mar 2008

I think... computers hate me ^^'

Lo que yo decía. No puede ser normal que siempre haya algo que no vaya en cualquiera de los dos ordenadores. Y no solo eso, no es normal que siempre sea a mí a la que no le funcionen u.u'.

O tal vez no sea tan raro. Tal vez sea que en esta casa, las cosas simplemente son así. Y se rompen solas cuando estoy yo delante (especialmente cuando necesito usarlas u.u'). Ah, y las aspirinas se esconden solas :P.

A lo que iba. Ya no son los altavoces. Ya no es el router. Ya no es la impresora. Ya no es que se cambie la configuración del teclado cada dos por tres sin motivo. Ya no es que no pueda mirar mi correo porque mi querido ordenador decide qué páginas me deja abrir y qué páginas no me deja. No... ahora pasamos a la segunda fase de la operación...

...Y mi ordenador A decide morir, al menos momentáneamente (supongo que lo que ha muerto es la fuente de alimentación, como sieeempre). Al menos, el ordenador B sigue vivo, y el router, después de una peleílla con él hace un rato, también.

A ver si este no decide declararse en huelga también. Mal me sentaría u.u'.

En fin, es lo que hay. Y lo malo es que esta pantalla (y no, no me voy a dedicar a desenmarañar cables para cambiar las pantallas xD) me pone dolor de cabeza u.u'...

PD: Y encima me quedo sin mi ración diaria de Robot Chicken ¬¬...

¡Saludos!

24 mar 2008

La muerte de la lucecita azul

La muñequita de cabellos dorados miraba a su alrededor sin creer lo que sucedía. Hacía tiempo que todos habían empezado a dejar de hablar. Primero había sido el perro del pañuelo rojo, que antes saltaba como un loco en cuanto la luz de la luna hacía su aparición estelar. Después, apenas unos días más tarde, el pato color canela había enmudecido. A él le siguieron varios osos de colores claros y pelo sedoso. Y, poco a poco, el pequeño sofá donde vivían felices fue convirtiéndose en un lugar silencioso, sin vida. Los que aún no se habían convertido en pequeñas estatuas (ni siquiera eso, pues la muñequita de cabellos dorados había tenido interesantes conversaciones sobre el sentido de la vida con la estatua de un gran pájaro, cuando aún la dejaban salir a tomar el té), tenían miedo de abrir la boca. Tenían miedo de que el hechizo se acabase y no volvieran a ser capaces de pronunciar una sola palabra más. Poco a poco, el polvo los había ido cubriendo también. Un polvo aburrido y que no hablaba, que no les contaba secretos de un mundo lejano.
Las hadas habían dejado de traerles noticias. De hecho, hacía mucho que no sabían qué había ocurrido con ellas. Un día, la lucecita azul que producían, y que iluminaba la habitación oscura y tranquila desde el rincón en el que se encontraba su pequeño refugio, había dejado de brillar. Fue entonces cuando todo el mundo empezó a callar. La muñequita de cabellos dorados se había dado cuenta ahora. ¿Dónde estaban las hadas? ¿Por qué los habrían abandonado?
Intentó abrir la boca para explicárselo a la juguetona gata blanca que tenía a su lado. Pero no pudo. Lo intentó y lo intentó, pero sus labios se negaban a moverse. Ella tampoco podía hablar. Un fuerte dolor la recorrió cuando fue consciente de que ella misma se había convertido en una sombra de lo que antes era. Y una lágrima solitaria (posiblemente la última) recorrió una blanca mejilla de porcelana.
¿Cuándo volverían las hadas?


...Y todo eso para explicar que la lucecita azul de mi aparato de música ha muerto. Supongo que caería en la batalla con la tormenta del otro día, que, por cierto, me mantuvo en pie desde bien tempranito.
Me gustaba esa luz. De hecho, no solo eso, sino que hasta era bastante útil. Ahora tengo que tener un post-it en la puerta para acordarme de apagar el aparato de música cuando salgo por las mañanas de casa (antes se acababa la música y se quedaba la luz... ahora ya no hay lucecita para avisarme de que no he apagado el dichoso monstruito antes xD)...

En fin, a ver si vuelven las hadas. Si no, no será solo Darla, la adorable muñequita de cabellos dorados de mi Ejército Infernal, la que las eche de menos.

PD: Qué mal sientan las clases después de una semanita (muy corta) de vacaciones...

¡Saludos!

21 mar 2008

Hate me

Actualización rapidilla xD. Hoy ya no estoy especialmente apática, ni nada de eso, o al menos eso creo. Pero, aún así, se me ha hecho tarde, pensaba actualizar y aún tengo cosas que hacer.
Esta tarde he empezado (por fin) a echarle un vistazo a Robot Chicken, que le tenía muchas ganas. La verdad es que pinta bastante bien, y me parece que una que yo me sé se va a tragar todos los capítulos que hay hasta ahora en bastante poco tiempo. Pero bueno, a lo que iba, que cuando vea más ya comentaré algo xD. Está claro que Robot Chicken se asocia inevitablemente a Seth Green (cómo mola este tío, por cierto... da gusto ver/leer entrevistas suyas) y, siendo yo como soy, Seth Green se asocia inevitablemente a Oz, su personaje en Buffy.
Así que me ha dado por ponerme a mirar vídeos y he encontrado uno que me ha gustado bastante...
Y con este creo que ya son dos vídeos de Willow y Oz que pongo en el blog xD...



PD: Impresionante la escena de la furgoneta... ¡Qué mal lo pasé con ese capítulo! XD

¡Saludos!

19 mar 2008

¿Y mi alma, Dumbledore? ¿Y la mía?

Ayer por la tarde terminé el 7º libro de Harry Potter. No me apasiona, simplemente quería acabar unos libros que empecé hace ya unos cuantos años. Si me apasionase, lo habría comprado en inglés y me habría ahorrado leer el "mala bruja" en cierto momento, pero no me importa. Curioso.

El caso es que yo fui una pequeña fanática de estos libros. Al menos de los primeros. Recuerdo que el primero me lo regaló un amigo mío por mi cumpleaños. Supongo que cumpliría diez añicos, porque es la edad que me cuadra con la edición del libro, más que nada.

Y el caso es que aquel libro me encantó, y así caí en el segundo, y en el tercero. Creo que con el cuarto ya había perdido parte del encanto. El quinto, sexto y séptimo los he leído porque me da pena dejar la serie a medias.

Y en fin, aquí es cuando la historia llega a su fin, posibles secuelas aparte. He de decir que cogí el séptimo sin demasiadas ganas, que no esperaba gran cosa. Y menos mal, porque la mitad del libro me pareció un verdadero desperdicio de papel y tinta. Básicamente, no ocurre nada. Básicamente, no nos dicen nada nuevo. Básicamente, el final podría haber pasado sin estas páginas, añadiendo dos o tres detalles al final que supongo sí se harían necesarios.

A partir de ahí, sin embargo, la cosa mejora. Se entiende, es Harry Potter, no hay que esperar una profundidad de personajes alucinante, ni una trama compleja. Pero sí resulta entretenido, e incluso interesante... Al fin y al cabo, un capítulo está dedicado en exclusiva a Snape (¿veis? si yo tenía razón cuando decía que era adorable... Un poco panoli, pero adorable igualmente), de donde sale la frase del título. E incluso queda claro que la mejor casa de todas es Ravenclaw (seguida de Slytherin, pero antes Ravenclaw). Los de Hufflepuff no cuentan. Y los de Gryffindor son unos panolis orgullosos e intolerantes :P.

En fin, no voy a comentar demasiado. El libro es lo que es, no se puede ir a él buscando más, porque simplemente no lo tiene. El bueno se enfrenta al malo. El bueno gana. Claro, qué más podía pasar, si al malo maloso se le ocurre hablar de lo invencible que es justo al final xD. Los personajes... sosillos, como siempre. A excepción de Snape, al que sigo respetando (aunque no sabía yo lo de la vena panoli-singermornings que tenía el pobre hombre). No hay más...

Salvo que quizá los Malfoy, más incluso que los Weasley, deberían cambiarse el apellido a Tully. Por lo de la familia, y tal.

Y que está clarísimo que Lily debía ser la única fémina en sus tiempos en el colegio. Si no, sinceramente, no me lo explico, por muy buena que estuviese y muy simpática que fuese xD.

Y supongo que aquí lo dejo. Ya digo, no me apasiona Harry Potter, pero ya que he acabado con unos libros que llevaban conmigo ocho años, lo menos es dedicarles una entrada...

PD: Ufff... estoy condenadamente apática últimamente.

¡Saludos!

16 mar 2008

Coin-Operated Boy

Entrada rápida, que quiero seguir leyendo El catalejo lacado xD, y de todos modos, no tengo muchas ganas de escribir :P.

Simplemente, dejo un vídeo de una canción que me encanta ^^.



¡Saludos!

11 mar 2008

Letras Cruzadas XII: Charlie

Siguiente relatillo de Letras Cruzadas. Este lo escribí hace bastante tiempo, y, aunque la idea me parece muy buena, no me convence el resultado. Me da la sensación de que últimamente todo lo que escribo es demasiado... frío, diría. No exactamente, pero más o menos.
Y aún así, he estado escribiendo bastante. Nada de Letras Cruzadas, eso sí, que solo me queda uno más (y veré si lo cambió, porque ese sí que está para echarse a llorar u.u'), porque he estado liada con otras cosas. Ahora, sin certámenes, ni Retos (bueno, supongo que Reto ya mismo, pero es distinto XD), ni nada parecido a la vista, supongo que me pondré un poco las pilas.

En fin... Aquí dejo la... cosa...

Movía un pie. Después el otro. Quince pasos al frente. Tres más a la derecha. Y ahí estaba la puerta del comedor, abierta, como siempre. No le hacía falta ver para saber que no encontraría obstáculos en su camino. Era una regla de la casa que todos aceptaban al entrar: nada de objetos en el suelo; ninguna cosa cambiada de sitio.

Así, Charlie podía saber dónde estaba todo. Podía saber si la radio estaba a la derecha o a la izquierda. Estaba orgulloso. Tenía cuatro años y ya sabía cuál era la derecha. Sus primos aún no sabían distinguirla de la izquierda. ¿Cómo se las apañarían? La derecha era la mano de la pulsera, recordó. Solamente habían cambiado de nombre, pero seguían siendo las mismas. Solo que ahora llevaban los nombres que les daban los mayores.

Desde la entrada del comedor, escuchaba la voz de su madre en el teléfono. Siempre hablaba a aquella hora. Vendía cosas por teléfono. Se lo había dicho su tía Lily, y a él le parecía una profesión fascinante. Él también lo haría cuando fuese mayor. Era fácil y divertido, y seguro que a él se le daba estupendamente. «Tenemos en varios colores». Silencio. «Azul, verde, rojo… Como usted quiera». Silencio. «No se preocupe». Silencio. «De acuerdo, entonces. Pase usted un buen día». Suspiro. Un sorbito al vaso que había sobre la mesa, casi (pero solo casi) silencioso. Y entonces volvía a marcar.

Él lo haría, sí. Vendería cosas azules, y verdes, y rojas. Cuando lo decía, sus primos se reían. Decían que él no podría distinguirlas, que se haría un lío. ¿Cómo iba a vender algo que no sabía lo que era? No sabían nada. Pobres tontitos. Su madre le había dicho que la planta de la ventana era verde. La había tocado. La había escuchado. La había olido. El verde era humedad. Era un silencio que olía a lluvia. Le gustaban las cosas verdes. Vendería muchas de esas. Eran muy bonitas.

El rojo era distinto. Una vez, cuando su madre aún tenía que salir todos los días a vender cosas azules, y verdes, y rojas, se quedó solo con la tía Lily. Estaban escuchando la radio. Bomba. Loco. Catástrofe. Había escuchado aquellas palabras antes, pero en su cabecita formaban una nube sin sentido en la que se reunían con otras mil palabras. Oía a la tía Lily mordiéndose las uñas, nerviosa. Entonces sonó el teléfono y su tía lo cogió corriendo. Un suspiro. «Menos mal, ya pensaba que dejabas aquí a tu pequeño cieguito». Después, la tía Lily se había quedado más tranquila, pero siguieron escuchando la radio hasta muy tarde. El locutor tenía que hacerse oir entre los gritos y lloros de la gente. Muchos heridos, decía. La tía Lily había subido el volumen, como si se tratase de una de esas radionovelas que tanto le gustaban. Decían que un señor, al parecer con un jersey rojo, había hecho daño a muchos otros señores. Desde entonces, el color rojo se había convertido en gritos y lloros. Había sido dolor y la tía Lily mordiéndose las uñas. El color rojo era feo, hacía daño; sonaba peligroso y daba miedo. ¿Por qué vendía su madre cosas rojas?

Las cosas azules, en cambio, le gustaban, aunque menos que las verdes. Un invierno, su madre lo había llevado al mar. Habían ido los dos solos, él en los brazos de ella. Se habían quedado de pie junto a la orilla. Hacía frío, y las gotitas de agua les salpicaban traviesas en la cara. Su madre le había dicho que en invierno, cuando hacía frío, el mar se enfadaba y escupía a los que se paraban a su lado. Pero era bueno, decía. Solo que a veces era un poco gruñón. Era bonito. Y olía a sal. Por eso, las cosas azules eran saladas y frías, y sonaban a olas lejanas. A su madre le gustaba. Vendería cosas azules a todas las madres del mundo. Las cosas verdes eran para los niños como él, pero el azul era para su madre.

Escuchó el sonido de un teléfono que se colgaba. Dio un paso a la izquierda y ocho al frente. Abrió un armario. Sacó un bote. Estaba lleno. Pesaba. Siempre estaba lleno, pero no importaba. Lo abrió y lo vació ahí mismo. Se lo puso en el oído. Sonaba a mar.

Se lo escondió debajo del jersey y corrió de nuevo a donde estaba su madre.

Amanda se volvió al oírle.
—¿Qué quieres, cielo?
—Tengo un regalo para ti.
Sacó el bote y se lo dio a su madre. Amanda lo cogió en silencio, sorprendida. ¿Cómo lo había encontrado esta vez? Cada día guardaba el bote en un sitio diferente. Cada día lo sacaba a la hora de la comida y lo volvía a guardar. Y cada día, Charlie se lo traía con esa sonrisa tan suya.
—¿Y por qué me lo regalas?
—Te gustan las cosas azules.

Amanda sonrió. Dejó con suavidad el botecito en la mesa y cogió a su hijo en brazos.
Desde la mesa del teléfono, el bote, rojo como la sangre, la miraba con complicidad.


¡Saludos!

9 mar 2008

Blackbird singing in the dead of night...




Una, que tenía que elegir entre estudiar y hacerles caso a los dichosos bichitos de colores que me miraban tentadores desde el otro lado de la mesa. Claro, tenía la canción en la cabeza, y pasa lo que pasa :P...

Por cierto, no sé si la habré puesto alguna otra vez por aquí... No sería raro. Pero es que adoro esta canción...

¡Saludos!

8 mar 2008

Volviendo...

Vuelvo a tener internet. O, lo que es lo mismo, vuelvo al mundo civilizado, como dirían algunos :P.

Tal vez se haya notado, tal vez no, pero lo cierto es que, después de una temporadilla teniendo problemas con la conexión, con la línea y con mil cosas más, acabé estando unos días directamente sin internet. Y eso se nota, para que luego digan.

Me he dado cuenta de que soy un verdadero desastre. No es que me pase horas y horas delante del ordenador y que si me lo quitan no sepa qué hacer. Os aseguro que en estos días no he estado ni un minuto aburrida sin saber qué hacer, así que por eso no me preocupo. La cosa es que he convertido internet en algo tan normal como ponerse los zapatos para salir a la calle.

Y por eso, estos días era... raro... llegar a casa y encender la pantalla para darse cuenta de que no puedo echarle un vistazo al correo, o comentar alguna cosilla en el foro. O levantarse por la mañana y no enchufarlo durante cinco escasos minutitos.

De todos modos, ya digo, eso ha sido lo curioso. Porque tiempo, no me ha sobrado, no más que el que me sobra normalmente. Aproveché para hacer alguna cosilla que tenía pendiente, sobre todo entre semana, por la noche, que es cuando no suelo tener otra cosa que hacer. Terminé con calma con La mano izquierda de la oscuridad, que me pareció una verdadera maravilla, con un estilo que ya quisiera yo para mí. No en vano es uno de los recomendables. No entiendo cómo lo había dejado en pendientes tanto tiempo. Pero lo bueno es que lo leí, y eso que he ganado.

Terminé con la tercera temporada de A dos metros bajo tierra, en los mismos ratos. ¿Qué tiene esta serie que hace que la disfrute como una enana? Y eso que la estoy viendo con (mucha) calma.

Y vi alguna película que quería volver a ver...

En definitiva, no me ha sobrado el tiempo. Y, contra todo pronóstico, no he muerto sin internet, como decían ciertas malas lenguas que haría.

Se me han ocurrido varias ideas. Ya las iré plasmando en el blog cuando tenga tiempo. Por lo pronto, ahora me toca intentar aprovechar la mañana y estudiar algo, que me veo dejándolo todo para el domingo por la noche... No sería la primera vez. Pero es que quiero el domingo por la noche libre. Y las demás noches de la semana también. Y los recreos para hablar y decir chorradas, no para embutirse ocho temas de golpe, como la última vez en cierto examen :P...

¡Saludos!