- Dos palabras: Martha Costello. Nuestra protagonista es una combinación de cualidades que parecen imposibles pero que al mismo tiempo resultan perfectamente naturales. Es profundamente idealista pero al mismo tiempo completamente realista y con los pies en la tierra. Es honesta y luchadora hasta el final. Y sobre todo contagia su pasión por lo que hace a través de la pantalla y resulta imposible no ponerse de su lado. Resulta muy fácil ser fan de Alicia Florrick cuando lo cierto es que, en lo que a abogadas televisivas se refiere, nuestra Martha le da mil vueltas en todos los sentidos. Y eso debería considerarse un hecho objetivo e irrefutable.
- La serie tiene una capacidad muy interesante para hacerte entender las razones de la pasión de sus protagonistas por su trabajo. En muchos otros sitios te dicen que alguien es el mejor en lo suyo, que es lo que siempre quiso hacer, que es lo que le da sentido a su vida, y no acabas de entender por qué, aunque lo aceptas. Aquí lo entiendes, sin necesidad que ellos lo expliquen. Y son razones distintas y fuerzas diferentes para cada uno de ellos. Llama especialmente la atención el contraste entre lo que mueve a Clive y Martha. Para él, es una especie de búsqueda por la justicia en el sentido más estricto, por una especie de verdad objetiva, aun con todos sus matices. Ella, en cambio, es la defensora de los indefensos. Su máxima es que todo el mundo tiene derecho a una buena defensa, independientemente de su inocencia o culpabilidad. Y su capacidad para entender que nada ocurre en el vacío es absolutamente fascinante, honesta e interesantísima. Y tanto en el caso de él como en el de ella, queda más que claro que no podrían haberse dedicado a otra cosa.
- Suena a nada, pero los casos son otro de sus puntos fuertes. No son siempre limpios ni sencillos. Quien se sienta en el banquillo no siempre es inocente, de hecho, pocas veces lo es en el sentido más estricto de la palabra. Y son capaces de poner a los abogados que los defienden en situaciones a veces realmente interesantes y que al mismo tiempo se notan perfectamente reales y entendibles. Por ejemplo, hay un episodio en el que Martha tiene que asediar a preguntas a la víctima de una violación, pintarla como la auténtica culpable, aun cuando va en contra de todo lo que ella cree. Y lo hace, aunque la esté destrozando por dentro, y es algo que le da una complejidad maravillosa a la serie.
- La dinámica que existe entre los personajes es estupenda y perfectamente palpable a través de la pantalla, especialmente a partir de la segunda temporada, cuando la serie se asienta de verdad en sí misma. Los tres personajes principales son complejos y funcionan bien juntos. Entendemos su relación, las razones por las que se aceptan y se entienden, incluso con sus diferencias. O especialmente por ellas. Porque lo cierto es que lo que aporta uno no lo aportan los otros, y eso funciona tanto de cara al espectador como dentro de la propia serie.
- Y por último, aunque no por ello es menos importante, Silk es una serie bien hecha, cuidada, bien pensada. Como digo, especialmente a partir de la segunda temporada, cuando de verdad se siente más cómoda en sí misma. Pero incluso antes de eso era una serie más que decente. Y ahora se nota en cada escena, donde absolutamente todo funciona. Y ese todo incluye a unos actores que están estupendos, empezando por Maxine Peake (si alguno quiere ver un contraste interesante, echadle un vistazo a las primeras temporadas de la Shameless británica, donde interpretaba a Veronica, y comparadla con su Martha).
No es que estas sean las únicas razones por las que Silk se merece una oportunidad, pero probablemente sí que sean las más importantes. Es una serie estupenda que ha sabido crecer maravillosamente bien. Y facilidad con la que al entrar en la tercera temporada vemos ese crecimiento y sentimos a sus personajes como si los conociéramos de toda la vida es realmente estupenda.
¡Saludos!
PD: Otra serie que no reivindicamos lo suficiente a pesar de que se lo merece de sobra es Elementary, y me lo ha vuelto a recordar con el episodio de esta semana. Probablemente no es la mejor serie jamás creada, pero es perfecta en lo que quiere ser. Resulta siempre entretenida y, sobre todo, tiene esa dinámica tan absolutamente genial entre Sherlock y Watson que hace que, si me hacen elegir entre las distintas visiones de la historia que tenemos ahora mismo, me quede sin dudarlo con ella por encima de Sherlock.