20 feb 2013

White Bear

Después de la imagen, hablo del episodio 2x02 de Black Mirror, con bastantes spoilers. Y, como soy buena, recomiendo no seguir leyendo si no lo habéis visto.


Los episodios de Black Mirror siempre dan lugar no sé si a interpretaciones distintas (aunque algunos sí, a veces para mi propia sorpresa), pero sí a valoraciones completamente distintas, a veces directamente opuestas. Probablemente porque el objetivo de la serie es hacernos reflexionar (utilizando los medios que sea, ahí no voy a entrar porque no es lo que más me interesa en este momento) sobre ciertos temas, temas sobre los que cada cual tenemos nuestra propia opinión (y, de nuevo, no siempre coincidente, por cierto), con nuestros propios matices. A menudo partiendo desde una base, desde unas prioridades, simplemente diferentes. Y, claro, así nos encontramos con que cada persona valora más o menos ciertos episodios, los ordena de forma completamente distinta y, sobre todo, acaba teniendo opiniones completamente contrarias sobre elementos en cada episodio que de entrada nos puede parecer que tienen una única lectura.

Precisamente esta es la razón por la que necesito escribir sobre el episodio de esta semana. Un episodio que a mí me pareció magnífico (y durísimo) y sobre el que he leído muchos comentarios negativos. Unos comentarios en los que me ha sorprendido, sobre todo, que mucha gente haya tomado como tema principal algo que yo creo que es secundario en este caso. Que ojo, quizá es así, quizá soy yo la que está equivocada y estoy haciendo la lectura que no era. Y entonces es posible que sí pueda ver el episodio como algo fallido. Pero tal como lo he visto yo me ha parecido un episodio más que aceptable. De hecho, probablemente sea mi favorito de los cinco que llevan emitidos.

Me explico. He leído a bastante gente (vamos, que no es cosa de uno o de dos) que lo importante, la base del episodio, el tema central, es esa deshumanización, esa insensibilización hacia el sufrimiento ajeno, la facilidad para convertirlo en un espectáculo, para disfrutar con ello. E igual estoy muy equivocada, pero yo no lo he visto así. Es decir, es algo que está ahí, y algo de ello de hecho está en la base del que yo creo que es el tema principal, pero no es por sí mismo lo importante del episodio. Para mí, lo principal va más allá, y es algo tan cercano, crudo y, francamente, escalofriante, que el mensaje resulta mucho más impactante que si lo vemos desde ese enfoque.

Esa insensibilización que decíamos, esa incapacidad para ponernos en la piel de los demás, nos ha llevado a exigir más que nunca la aplicación de la ley del talión, pero ni siquiera tal cual, sino muchas veces llevada al extremo. Se lleva al extremo más radical algo que ya de por sí es peligrosamente extremista. La sociedad, en parte alimentada por el exceso de información aséptica, se vuelca en su lado más visceral, y así nos encontramos en un momento en que a nadie le suena a ciencia-ficción la idea de miles de personas pidiendo la muerte de un criminal, alegrándose por ella. No solo tonteando con la idea de la justificación del sufrimiento ajeno, sino disfrutando de él. Ojo, no estoy diciendo que esto sea algo nuevo, ni mucho menos, porque es una mentalidad y una actitud que ha existido siempre. Pero lo que también creo que es verdad es que es algo que cada vez se ve más y más como algo normal, algo perfectamente aceptado.

Los episodios de Black Mirror se valoran más o menos dependiendo de cómo conectemos con ellos, de qué temas nos preocupen más o menos. Y supongo que ahí está parte de la clave. Personalmente, este es un tema que siempre me pone los pelos de punta, y probablemente por ello me pareció especialmente descorazonador. ¿Es más moral causar sufrimiento a alguien que lo ha causado antes que a alguien que no lo ha hecho? Cuando decimos que sí, ¿no se cruza también una línea que nos coloca precisamente en el lugar de lo que condenamos? Porque, al fin y al cabo, no deja de ser más que la forma socialmente aceptada, la forma correcta y ordenada de replicar el comportamiento que nos produce rechazo, que condenamos. Y ese precisamente es, creo yo, el mensaje más importante, el elemento central, de este episodio.
Un mensaje que, por cierto, no depende de la revelación final (de hecho, yo até cabos a mi manera y vi venir por dónde iban los tiros desde muy pronto), sino que se apoya en ella para hacer precisamente la crítica sobre el tema que expone (la situación es la que es, el sufrimiento de un tercero es el que es, está ahí, es innegable y produce rechazo universalmente, y la justificación que se le da no deja de ser una excusa). De hecho, propongo ver el episodio sabiendo ya el giro, igual se ve de forma diferente, igual no estoy tan sola en mi opinión.

Black Mirror no es una serie perfecta, ni mucho menos. Nada más que hay que ver la irregularidad que hay dentro de cada episodio. Pero lo cierto es que al final lo que importa, lo que realmente importa, en esta serie es el mensaje. Y en este caso nos encontramos ante uno de los más crudos e impactantes que nos ha mostrado, al menos desde mi punto de vista. Por eso me da pena que la idea de las intenciones del episodio no haya quedado tan clara como debería. Aunque para mí sí lo estuviera.

¡Saludos!

PD: Que, por cierto, Lenora Crichlow (que para mí siempre va a ser Sugar de Sugar Rush) está enorme en el episodio.
PD2: Tengo muchas ganas de escribir sobre Switched At Birth, pero creo que voy a esperar a marzo, que van a emitir un episodio entero en lenguaje de signos, y ya lo comento todo del tirón.

3 comentarios:

Sallis dijo...

Pues no estás tan sola como crees, yo también lo veo igual que tú y además, también pienso que es el mejor de todos los episodios emitidos hasta ahora pese a ser el más incómodo y desagradable de ver con diferencia (o quizás precisamente por esa angustia que consigue transmitir)
Y la verdad es que tampoco entiendo algunas de las críticas que he leído y me da la sensación que en algunos casos (no en todos) vienen más provocados por esa incomodidad de tener que aguantar al personaje principal llorando y gritando todo el capítulo que en la historia en sí. En cuanto a cual es el verdadero tema central de la historia yo creo que no se entiende muy bien uno sin el otro, es decir, para mí el tema principal también es el ojo por ojo, pero es imposible llegar a una situación como la descrita sin que exista previamente una total deshumanizació por parte del espectador. Me parece muy interesante que el creado escoja un crimen totalmente injustificable para que no haya dudas sobre cual es el verdadero debate aquí.
Saludos

BabyCatFace dijo...

@Sallis, sí, sì, completamente de acuerdo en que un tema es necesario para entender al otro. Al fin y al cabo, ambos son parte de un todo. Vamos, lo que decía de que la deshumanización del espectador está en la base de que se agrave el problema y se convierta en el problemón que es en el episodio.
En fin, que me alegro un montón de no quedarme sola.

Anónimo dijo...
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