La semana pasada, dos series me dejaron temblando. Ambas iniciaron, cada una a su manera, una de esas tramas que los guionistas se empeñan en seguir explotando una y otra vez y que, sin embargo, las cadenas (al menos en abierto) no se atreven a explorar y tratar de una manera relativamente coherente.
Por un lado, nos enterábamos en Friday Night Lights de que Becky estaba embarazada. Por otro, era Maya, la hija de Sam y Naomi cuando se acuerdan de ella, la protagonista de exactamente la misma trama en Private Practice.
Como digo, me quedé temblando, porque la experiencia me dice que el miedo de las cadenas y el querer ser políticamente correctos, a menudo en exceso, hace que este tipo de tramas no funcionen y que sean un absoluto desastre. La simple mención a la posibilidad de que tal o cual personaje se plantee abortar ya es meterse en terreno pantanoso, así que muchas veces lo que se hace cuando el bebé molesta en la trama (porque molesta, que el meter niños en la serie puede quedar gracioso, pero al final nadie sabe qué leches hacer con ellos) consiste en tirar a la pobre embarazada por las escaleras. O similares, pero creo que se me entiende.
También tengo que admitir que, aunque me diera bastante miedo lo que pudiera pasar en ambos casos, a Friday Night Lights le di desde el principio un voto de confianza. Porque si hacemos como que su segunda temporada no existe, me parece una serie redonda en el tratamiento de los personajes.
Decidí ver ambos empisodios seguidos, el uno detrás del otro, ayer por la noche. Por curiosidad, por ver cómo dos series tan distintas trataban el mismo tema. Por ver cuál de las dos se desenvolvía mejor.
Está claro que Friday Night Lights ganó por goleada. Por sí misma ya es una serie bastante superior a Private Practice (a estas alturas, creo que habría abandonado la serie esta temporada, después de darle muchas oportunidades de más, de no haber sido por el personaje interpretado por Michael Patrick Thornton, que no solo está estupendo, sino que además, como personaje, es un soplo de aire fresco que le hacía falta a la serie como respirar, después de que a Charlotte fuera abducida), y de nuevo quedó demostrado aquí. A pesar de ser Friday Night Lights, lo que quiere decir que ya de entrada tampoco me esperaba una chapuza, me sorprendió para bien. Y es que se dejaron de melodramas surrealistas y de idas de olla culebronescas y trataron el tema como han tratado cualquier otro en esta serie.
Mira que a Becky no la había acabado de ver, pero en este capítulo fue un gran personaje y Madison Burge estuvo impresionante. Y no solo ella, sino todos los demás, así como la forma en que decidieron desarrollar la trama. Ella, junto con los guionistas, consiguió que en cierto modo te metieras dentro del capítulo. Ella tenía que decidir, y pedía consejo (cómo no, a Tami Taylor, estupendísima Connie Britton, como siempre). Tami le exponía sus opciones mientras se preguntaba qué es lo que habría hecho si hubiera sido Julie. Su madre, por su parte, quería que abortara (y simplemente a través de un par de escenas, sabemos más de Becky y su madre que a través de lo que nos han dicho en todo lo que va de temporada) y ella no sabía qué hacer, aunque sí que ninguna de las decisiones que tomara iba a ser totalmente correcta. Hasta que al final, después de darle muchas vueltas, toma una decisión ("I can't") y finalmente aborta. Toda la trama, eso sí, cerrada por lo que más me gustó del capítulo: esa conversación con Luke (otro que cada día me gusta más, por cierto) por teléfono.
Después de la escena de Luke con sus padres, estoy segura de que la trama dará para más todavía. Yo, por mi parte, les doy mi visto bueno, porque viendo cómo llevaron este último capítulo, confío totalmente en los guionistas de esta serie.
En el lado contrario tenemos a Private Practice, que a pesar de sus buenas intenciones (que ahí estaban, en serio, y hay un par de momentos bastante salvables del capítulo), acabó convirtiéndose en un panfleto antiabortista donde importaban un pimiento los personajes y la coherencia interna. Claro que esto es una serie de Shonda Rhimes, estas dos no son precisamente elementos fundamentales en sus series. El caso es que transformaron a Naomi en una caricatura, más aún de lo que es habitualmente. Mientras que la reacción de Sam fue más racional, más de acuerdo con el personaje (claro que a mí me da igual en este sentido; lo único que me gusta de Sam es precisamente Taye Diggs, por motivos evidentes), Naomi, a la que ya habíamos visto en otros capítulos subiéndose por las paredes ante la simple mención a la opción de practicar abortos en la clínica, obliga a Maya a abortar. Vale que es una reacción como cualquier otra, y que no digo que no sea relativamente realista (que anda que no hay casos). Pero el hecho de que necesitaran a ese personaje para darle cierto sentido al capítulo, no quiere decir que darle otra vuelta a la peonza que es Naomi le haga ningún bien.
Y si bien no me sorprendió la resolución y me pareció incluso coherente con el personaje (mira que sale poco Maya, pero en ese sentido está relativamente definida y estaba más que claro que iba a tener el niño), también es verdad que me pareció muy ridícula la forma en que la llevaron a cabo. Como de anuncio. Como... de panfleto. Por eso Private Practice suspende y Friday Night Light se lleva el sobresaliente.
¡Saludos!
PD: Por cierto, y hablando de Shondita, ayer me vi también el capítulo de Grey's de esta semana, en el que salía la petarda de la Heigl. Estoy deseando que cierren de una puñetera vez y definitivamente todas sus tramas y que pueda dejar para siempre la serie. Está claro que el personaje está quemado (lleva quemado desde finales de la segunda temporada). Está claro que Heigl no quiere seguir en la serie. Y está claro que nadie sabe exactamente qué hacer con su personaje.
El capítulo de ayer dejó las cosas bastante preparadas para su salida y sacó un poco al personaje de Alex del pozo en el que había caído con su trama de la temporada pasada. A ver si lo reaniman al pobre, que echo de menos al Alex de las primeras temporadas.
Si es que no he visto a nadie desaprovechar personajes de una forma tan cutre como Shonda Rhimes. En Private Practice ya se sabe lo que ha pasado: ahora mismo los únicos soportables son Pete (y porque sale poco. Por cierto, que yo desde que me enteré de la edad que tiene Tim Daly alucino cada vez que sale), Violet (aunque está en la cuerda floja, después del desastre que pudo haber sido tras el final de temporada, algo es algo) y el médico nuevo que comentaba antes.
En Anatomía prefiero no comentar. Si el año pasado me pareció un acierto la incorporación del personaje de Owen, ahora está claro que no saben qué hacer con él (aunque ver a Kevin McKidd se agradece, coste).
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