24 jul 2012

El poder de las expectativas

El otro día, cuando salió el piloto de Political Animals leí unos cuantos comentarios negativos. Y cuando digo unos cuantos quiero decir bastantes, más que los positivos (que también leí alguno, conste). Y yo, que iba tan feliz sin esperar otra cosa que un culebrón familiar (a Berlanti es que lo tengo asociado en mi cabeza con los culebrones familiares, eso es así. Y con las cenas/comidas/meriendas/desayunos/reuniones familiares apoyadas en un montón de vino, claro), la verdad es que acabé bastante contenta con el pìloto. A ver, las cosas como son, tiene sus fallos, y unos cuantos elementos ante los que casi que nos merece más la pena mirar para otro lado, pero en general me gustó bastante. Y ni se me hizo largo ni nada, a pesar de que jamás entenderé la manía de hacer pilotos que duren tantísimo. Pero bueno, esa es otra historia. 

Ya sé que muchas veces en lo de las opiniones vivo en mi propio universo paralelo (soy feliz siendo la única persona del universo que defendía a Ellis en Smash, por ejemplo), pero aun así y después de leer algún que otro comentario positivo también, me dio por buscar de dónde podía venir tal diferencia de opiniones. Y, evidentemente, la respuesta estaba (igual no al 100%, pero sí en buena parte) en las expectativas. Porque lo que yo había empezado a ver como un culebrón familiar que tampoco iba a aspirar a mucho más (en el sentido de querer darnos una lección sobre la verdad del mundo, la realidad de la política y cómo deberíamos comportarnos todos para ser mejores personas. Vale, va, paro aquí, que me veo haciendo otra crítica de The Newsroom, y aún no sé cómo encajar aquí todo el concepto de gente que se pega golpes porque sí, y es un elemento fundamental que tendría que incluir) otros lo habían entendido como un drama político, o al menos como algo que intentaba serlo. Y no lo era, evidentemente. Que, por otro lado, no deja de ser lógica esa idea del drama político teniendo en cuenta cómo se vendió la serie, pero en el por qué tampoco voy a entrar. El caso, eso, que la mayoría de los que la empezaron a ver como el drama político que decía que era acabaron relativamente decepcionados, y viendo simplemente una serie mediocre. Y en cambio un gran número (que evidentemente no todos) de los que solo le pedíamos que fuera un culebrón familiar medio aceptable, acabamos contentos, al menos con lo visto hasta ahora. Que, ojo, quiero aclarar que en lo que a culebrones familiares se refiere, tampoco me parece lo mejor de lo mejor, pero de momento le doy el aprobado, y ahora mismo eso me vale.

Y, claro, visto lo visto, me acabé preguntando si a mí me habría pasado lo mismo, o a los otros lo que a mí. Es decir, que si a mí, que ya digo que me gusta, me hubiera dado por esperar otra cosa de la serie, habría acabado viéndola de un modo completamente distinto. Siendo el mismo episodio y yo la misma persona, claro, cambiando simplemente esas expectativas. Y lo cierto es que creo que sí, que probablemente no habría acabado contenta con ella y habría acabado pasando olímpicamente de seguir viendo más episodios.

Por eso mismo no acabo de entender cuando alguna vez me han comentado que, si una serie no me ha gustado en un primer intento, por qué en vez de pasar olímpicamente de ella forever and ever, muchas veces la guardo para verla más adelante. Y no lo entiendo porque en muchos de estos casos lo único que hace falta es un reajuste de expectativas y listos. Sin ir más lejos, ya comenté hace poquito que me había pasado justamente eso con Suits. No ya su segunda temporada, que #inmyopinion está bastante mejor y aspira a un poquito más que la primera, sino su temporada inicial. Es decir, la abandoné, me aburrió, esperé un año, reajusté mis expectativas sobre lo que quería ofrecerme la serie, la retomé y me acabó gustando mucho. E incluso con Terriers me pasó algo por el estilo (aunque Terriers es una serie que creció muchísimo al ir avanzando, creo yo, pero eso va aparte). La empecé, vi que estaba bien pero que tampoco me mataba, la dejé aparcada, reajusté un poco mis expectativas y al retomarla descubrí una de las series que más me han gustado en los últimos años.

De todos modos, y a pesar de que lo de redescubrir una serie de vez en cuando está muy bien, últimamente lo que intento es esperar poco o nada de casi todas las series que empiezo. Ni para bien ni para mal, ni en un sentido concreto ni en otro. Simplemente esperar que sea lo que ella quiera, de alguna manera. Que, obviamente, no siempre es fácil, porque al fin y al cabo todos partimos con expectativas de algún tipo (sin ir más lejos, yo esperaba que Political Animals fuera un culebrón familiar), pero no está mal que sean siempre con posibilidad de cambio, de adaptarse. Así es todo mucho más bonito. O no, claro, que de este modo lo de ser medianamente selectivo con las series con las que nos quedamos es mucho más complicado. Pero bueno, eso ya casi que lo dejo para otro día.

¡Saludos!

PD: Hablando de ser selectivos, el otro día decidí que paso olímpicamente de Dallas. Me gustaron los primeros episodios (evidentemente dentro de lo que está claro que ofrece la serie, que es exactamente lo que vende), pero conforme ha ido avanzando cada vez me aburría más. Y como lo de ver series para morir de aburrimiento me parece una soberana tontería, ahí que la dejo. Ya me contaréis cómo sigue y cómo de divertidos son los intentos de Jordana Brewster de hacer de actriz.
PD2: Sigo teniendo pendientísima una entrada sobre Breaking Pointe, que sigo teniendo toda la intención del mundo de escribir en algún momento de mi vida. Lo que no sé es cuándo, pero sigue estando en la lista de cosas por hacer que tengo en mi cabeza.
PD3: Por si a alguien le interesa que siga dando información sobre mis avances con Survivor, estoy a puntito de acabar China y tengo que decir que estoy amando esta edición. Pero muchísimo. Y que me encanta mucho muchísimo Todd.

2 comentarios:

Paula Lago dijo...

Las expectativas cada vez me convenzo más que juegan un rol hiper importante cuando te dispones a ver algo. En el caso de las series el tema de cómo la venden no es tan nefasto como en el cine que después te comes cada barrido olímpico que para qué pensar. También concuerdo que cuando algo no te engancha la primera vez, por algo será pero que más adelante quizá después fascine. Me ha pasado con libros, cine, series, etc. Son momentos y momentos en que algo nos llama más o menos y a veces el tiempo decide.
De las que nombrás todavía no veo ninguna, encima siempre he sido del clan Dinastía, nunca Dallas jajajajjaa.
En fin que The Newsroom me la han recomendado pero mucho y tendré que darle una chance pero es que quiero ponerme al día con tanto que mi PC explotará algún día en mi propia cara jajaja

BabyCatFace dijo...

Pabela, de cine controlo mucho menos que de series (es de mis grandes tareas pendientes, veo muchísimas menos películas de las que debería), pero me imagino que pasará parecido o peor en cuanto a cómo venden cada cosa, sí.
Yo personalmente te diría que no le dieras prioridad a The Newsroom, pero sé de mucha gente que te diría lo contrario, porque también he leído muchos comentarios positivos (aunque los míos no sean positivos precisamente xD).