La semana pasada volvió Glee con un episodio que, aunque entretenido, tampoco me pareció nada del otro mundo. Sí que sentó las bases de un par de cambios (que se han hecho más evidentes en este último episodio), pero por sí solo lo vi algo por debajo de otros de los episodios que hemos visto hasta ahora.
Aun así, lo admito, lo disfruté como una enana, que para eso es Glee y yo soy una gleek convencida.
De todos modos, nada que ver con el episodio de esta semana, ese centrado en Madonna que llevaban tiempo y tiempo anunciando.
Nunca he sido una grandísima fan de Madonna. Como todo hijo de vecino, he escuchado canciones suyas miles de veces y tengo la idea general sobre ella suficiente como para disfrutar de un episodio como este, pero poco más. Por eso, aunque tenía ganas de ver el episodio, tampoco andaba mordiéndome las uñas por la espera.
No importa, porque igualmente me ha gustado mucho. Las canciones que han elegido estaban bien cogidas y, por ejemplo, el montaje con las tres parejas y el Like a virgin fue de los mejores momentos que recuerdo de toda la serie.
Por cierto, me alegra ver que Naya Rivera canta y todo. Que yo sepa, es la primera vez que vemos a Santana cantar algo en todo lo que va de serie. Supongo que eso quiere decir que a las dos cheerios les están buscando (y quizá encontrando) un lugar propio dentro de la serie y del grupo. Los one-liners de Brittany a mí me tienen ganada desde hace tiempo, pero se nota que ahora, supongo que gracias al feedback de las reacciones tras la primera tanda de episodios, saben aprovecharla mejor. Y a Santana da la sensación de que le están intentando dar su propio hueco.
Por supuesto que el otro momento del episodio fue el vídeo de Vogue, que antes ya había dado unas seiscientas vueltas por internet, pero que igualmente mereció la pena. Ese momento “Lauren, Katherine, Lana too. Will Schuester, I hate you” es simplemente épico.
En cuanto a los cambios que he comentado que vi, admito que son poquitos y relativamente pequeños (¿para qué vamos a cambiar algo que funciona estupendamente?), pero yo creo que bastante acertados.
Por un lado, estos dos episodios los he visto bastante menos Rachel-céntricos que los anteriores. Adoro a Rachel. De hecho, es fácilmente de mis personajes favoritos. Pero es cierto que a veces todo giraba demasiado en torno a ella, cuando en realidad el personaje funciona mejor cuando no es así, ya que con que ella opine que el mundo gira en torno a ella es suficiente para el personaje. Y si se centran en ella, no queda otra que dejar de lado a otros personajes, aunque sea simplemente por falta de tiempo. En este segundo episodio, no solo la serie se ha hecho una especie de autocrítica a sí misma reconociendo el constante protagonismo de Rachel en todos los números, sino que lo ha aprovechado para sacar al escenario a los demás. Kurt y Mercedes uniéndose a las cheerios por un lado, y avanzando (por fin) con la trama de Tina y Artie (oh, la bronca de Tina a Artie fue simplemente genial) por otro.
El segundo cambio es el hacer “semanas temáticas”. Me explico, ya sé que eso estaba ahí. Ya sé que desde el principio de la serie cada capítulo tiene un tema central y todas las canciones giran un poco en torno a él. En eso no ha cambiado. Pero sí que ha cambiado en la forma de presentarlo. Antes simplemente plantaban las canciones ahí, y el tema aparecía como quien no quiere la cosa (a veces dando la sensación de que intentaban bombardearte con tal o cual idea). En estos dos últimos episodios, las canciones iban directamente con tema incorporado: el propio Glee Club tenía su semana temática, con lo que tiene sentido que todo gire en torno a ello.
No sé cuánto durará esto, pero espero que no lo descarten demasiado pronto. A mí desde luego me gusta mucho más así. Me resulta mucho menos forzado.
Por lo demás, está claro que Glee vuelve siendo la misma que dejamos en diciembre. Los Glee Kids vuelven a ser los pardillos del instituto. Sue Sylvester sigue empecinada en llevarse a Will y a sus chicos por delante (oh, y en seguir con las coñas sobre el pelo de Will). Y en general todo sigue siendo lo mismo.
Y el detallito de los folletos del despacho de Emma, por supuesto. Merece la pena pausar simplemente para leerlos.
Me falta hablar de los personajes nuevos. Porque, si hay algo de lo que tenía muchísimas ganas, era precisamente de ver a Jonathan Groff y a Idina Menzel en sus respectivos personajes. Visto lo visto, me puedo dar por contenta.
El personaje de Idina, al que vimos en el episodio de la semana pasada, resultó fresco y una mezcla de surrealismo y sentido común (seh, es posible mezclar ambas cosas y que no quede como la cosa más psicodélica del mundo) bastante original. Habrá que verla más adelante, pero de momento a mí no me decepciona. Y esa sensación de amenaza promete.
Y luego está Jesse. ¿Qué voy a decir de Jesse, aparte de que en un par de líneas se subió de un salto al escalón de mis personajes favoritos? Me encanta que sea una versión masculina de Rachel que al mismo tiempo es totalmente diferente a ella. Porque, mientras comparten divismo, Jesse tiene una mala leche que escapa totalmente a la inocentona de Rachel. Por eso (y por la química que tienen Jonathan Groff y Lea Michele en pantalla), me encanta la pareja que hacen, y los momentos en que salen juntos son de mis favoritos.
Oh, ya que estamos, aprovecho para decir que adoro el pelo de Jesse (el de Jonathan Groff solo a veces :P).
Veremos cómo llevan la trama (el por dónde no hace falta que me lo pregunte, porque creo que es bastante obvio). De momento, su entrada en el Glee Club me ha gustado y puede hacer que se den situaciones interesantes (y frases geniales, como el “What the hell?! Seems like now everybody is doing things just to hurt my feelings!" de Finn).
¡Saludos!
PD: Lo que sí me sigue chirriando (aunque no me voy a poner quisquillosa) es la manera en que tienen de sacarse una actuación preparadísima de la manga. Cuando Finn y Rachel se ponen a cantar en este último episodio, usando eso de “vamos a ensayar”, queda un poco como el “How about… I sing you a song!” de Robin Sparkles. A lo mejor un día me acabo haciendo a ello (igual que me he hecho al surrealismo de que vayan apareciendo cuartetos de cuerda por la vida cada vez que les da por ponerse a cantar), pero de momento sigue sin convencerme.
PD2: Se me olvidaba comentar... Nunca me había fijado en lo expresiva que es Dianna Agron. En este último capítulo Quinn dirá media frase, pero las caras que pone son impagables. Vamos, que apenas sale, pero igualmente te das cuenta de que está ahí.
2 comentarios:
Dianna Agron es muy sutil y muy efectiva. Tienen ahí una mina si saben aprovecharla bien. Sus caras y las de Chris Colfer cuando Kurt se emboba mirando cantar a Finn son muy grandes.
Me hace mucha gracia ver cómo Santana y Brittany han ganado tanto protagonismo cuando, en un principio, sólo estaban ahí para darle apoyo a Quinn en los bailes. Me parto con las dos, mucho más con Brittany y su cara de palo.
Sí, lo de Chris Colfer también es verdad ;). Y las veces que se queda embobado mirando a Finn molan, pero por ejemplo, a mí la vez que más gracia me hizo fue cuando todos menos Rachel saben que el bebé es de Puck y ella empieza a olerse algo y les dice que tiene un don para esas cosas. La escena es genial simplemente por las caras que va poniendo Chris Colfer.
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