15 may 2010

Del "hasta luego" que quizá debió ser un "adiós"

(Voy a hablar de la quinta temporada de Supernatural, final incluido. Así que lo más seguro es que incluya varios millones de spoilers. Yo, por si acaso, aviso :P)

Cuando empecé la quinta temporada de Supernatural, después de haberme tragado las otras cuatro a modo maratón durante el verano, tenía muchas ganas de ver por dónde iban a llevar toda la trama del Apocalipsis. No sé si será por eso, por las expectativas, pero lo cierto es que, tanto la temporada como el final, me han decepcionado un poco.

Desde el principio la idea de la temporada era muy simple: son muy pocas cosas las que tienen que pasar. Que si Dean le dice que sí a Michael. Que si Sam le dice que sí a Lucy. Que si los ángeles quieren que digan que sí. Y que hay que evitarlo como sea, porque si dicen que sí es cuando se desata el Apocalipsis.
No es un argumento nada complicado, ni tampoco es muy difícil ver por dónde iban a llevarlo. Ni cómo iban a llevar el desarrollo de los personajes. Esta última parte, por cierto, creo que relativamente importante y en la que se han columpiado un poco. No por ser más o menos coherentes, sino porque hemos tenido una temporada completa centrada en Dean y donde Sam aparecía de vez en cuando... Para al final volver a aparecer (más o menos), dando por hecho que no nos hemos olvidado de él.

El caso es que, en conjunto, me da la sensación de que a la temporada le sobran episodios por todas partes. De los 22 episodios que ha durado, yo le habría quitado al menos 9. Si la hubieran dejado en una temporada de 13 capítulos, quizá al verla en conjunto no me daría la sensación de haberme tragado un montón de capítulos completamente vacíos. Pero al ser más larga la temporada, sabemos dónde empiezan, y está claro que los guionistas sabían perfectamente a dónde querían llegar. El problema es que entre el principio y el final hay muy poco, con lo que lo único que pueden hacer es estirar el chicle hasta llegar al otro lado.
Y conste que en esos capítulos del centro hay momentos que me han encantado, y realmente creo que solo hay uno o dos episodios que no me hayan gustado nada. De hecho, creo que vistos capítulo a capítulo, he disfrutado bastante de casi todos ellos. Pero al verlos ahora, terminada la temporada (o hace un par de semanas, se entiende) me dejan una sensación agridulce.
Es que les ha quedado aceptable, relleno de por medio, cuando les podía haber quedado una temporada estupenda.

Pero bueno, tampoco le voy a dar más vueltas. Me da pena, pero es lo que hay.

Y ahora me toca pasar al final en sí, al cierre de la temporada. Y aquí es otro sí pero no. Tengo que decir que el capítulo no me pareció de los mejores de la serie. Tampoco me pareció malo, ni mucho menos. Es solo que, para lo intenso que podía haber sido, me resultó demasiado relajado.
De nuevo, creo que no es lo que ocurre, porque en ese sentido creo que lo llevaron bastante bien, sino más bien el ritmo del capítulo. Mientras que en ese mismo aspecto el capítulo de la semana pasada me pareció un capitulazo (y en otros aspectos también. Teniendo este momento no puede ser de otra manera), aquí le faltó algo. Fue un poco como si condensáramos la sensación que me ha dejado la temporada al completo y lo pasáramos a un solo capítulo.

Por lo demás, el cierre que le dieron a la temporada me pareció muy bueno (salvo un par de detalles, que pueden reducirse a uno solo)... como cierre de la serie. Me habría parecido un final impresionante (con suficientes cosas atadas y suficientes cosas sin atar. Y, sobre todo, sin ser un final feliz) si hubiéramos sabido que no iba a haber sexta temporada. Si hubiera sido un punto y final.
Como punto y aparte, en cambio, no sé si funciona tan bien. Repito que me gusta (jo, tal como estoy escribiendo esto, da la sensación de que odié el capítulo, cuando en realidad no es así), pero al mismo tiempo le veo ese fallito, esa sensación de que queda cojo, y no acaba de convencerme.
Me hubiera gustado que acabaran la serie con un Sam que ha crecido una barbaridad (y no solo a través del proceso de convertirse en un armario empotrado) desde que comenzó la serie, sacrificándose como lo hace. Me hubiera gustado ver a Dean poniendo un punto y aparte a su vida y empezando de nuevo con la tal Lisa (y, cuando digo ver, digo imaginarme, porque la cosa es que se quede en el aire y yo pueda imaginarme un final trágico en el que los supervivientes acaban dándose a la bebida. Es que yo soy así de positiva y original). Y me hubiera gustado que esa narración/despedida/explicación por parte de Chuck/Kripke hubiera servido para decirle adiós a la serie, no hasta luego.

De esta manera les habría quedado una serie con un final inmejorable (que, oye, a lo mejor cuando tengan que acabarla de verdad me sorprenden y me tengo que comer mis palabras con patatas. Y estaré encantada) y una serie con momentos mejores y momentos peores pero, en general, bastante redonda.

En vez de eso, sabemos que vuelven la temporada que viene. Y es por eso que no sé muy bien cómo encajarlo. El montón de recuerdos, Impala de por medio, que hacen que Sam vuelva a ser Sam me dejan sensación de despedida. Me da la sensación de estar diciéndoles adiós a los Hermanísimos y a todo lo que traen con ellos. La derrota de Lucy, Dean dándose cuenta de que Sam ni es ningún crío... todo es como un punto final.

Y por eso el resultado es un poco extraño.

Al menos, eso sí, han dejado un par de puertas abiertas por las que parece que va a continuar la serie sin necesidad de recurrir al monstruo de la semana (es que no soy demasiado fan yo de eso. De vez en cuando sí, y me encanta, pero también me gustan las cosas algo más serializadas). Por un lado, tenemos lo que comenta Cassie, de que el cielo está patas arriba. Supongo que es un poco por donde tirarán. Y, por otro lado, Sam, o quien sea con el cuerpo de Sam, apareciendo justo al final del capítulo.

Me daba pena que una vez acabada la temporada, y el arco general que ha unido todo lo que llevamos de serie, no hubiera por dónde ir, pero parece ser que no va a ser así. Y por un lado me alegro; disfruto como una enana con cada capítulo de esta serie. Por otro, pues eso, a lo mejor hubiera preferido que la serie acabara aquí.

De todos modos, aunque el final me haya resultado un poco agridulce, tampoco es que me haya parecido malo.
Solo hay un detalle que no me ha gustado un pelo: lo que ocurre con Chuck. ¿Quedamos entonces en que Chuck era Dios desde el principio? ¿Quedamos en que era alguna otra cosa? Sea lo que sea, no sé yo si me convence. Bueno, sí lo sé: no me convence.

A ver por dónde (y cómo) tiran la temporada que viene y cómo lo explican. Han dejado unas cuantas puertas abiertas que espero sepan aprovechar.
Y, sobre todo, han dejado secundarios vivos (que al paso que íbamos iba a ser complicado, porque en esta serie les gusta cargarse secundarios más que a un tonto un lápiz).
Si se pueden hacer peticiones, yo voy a pedir que vuelvan a traer de vuelta a Crowley, que, aunque no apareciera en este último capítulo, para mí ha sido de lo mejorcito de esta última tanda de capítulos. Y, probablemente, uno de mis personajes favoritos de la serie.

¡Saludos!

PD: Lo mejor del capítulo, de todos modos, es sin duda alguna el Carry on Wayward Son de Kansas. No es solo que la canción mole un puñao y medio. Es que una finale de esta serie no lo sería sin esta canción.

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